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Actualizado: 7 de julio de 2025


Prolongóse aún un poco de tiempo la conversación entre ellos, y mientras paseaban por la avenida central del parque, Beatriz daba al artista algunos antecedentes sobre la persona de su tutor, a quien se proponía escribir en seguida y cuyo consentimiento no era dudoso; y habiendo llegado en esto la hora de sesión, para el retrato de la señora, Fabrice volvió al castillo, encontrándose momentos después cara a cara con aquélla.

El hijo del senador adivinó sin duda los pensamientos de ella, y esto le hizo perder su tranquilidad sonriente. Durante tres días no se presentó en casa de Desnoyers. Todos creyeron que estaba retenido por un trabajo oficinesco. Una mañana, al dirigirse Chichí á la avenida del Bosque escoltada por una de sus doncellas cobrizas, vió á un militar que marchaba hacia ella.

Le contaba mi abyecta fuga, bajo las piedras del populacho; el albergue cristiano que me dieron en la Misión, y mi ferviente deseo de partir del Imperio Celeste. Le pedía que remitiese a la mujer de Ti-Chin-Fú los millones depositados por en casa del mercader Tsing-Fó, en la avenida de Cha-Cona, al lado del arco triunfal de Tong, junto al templo de la diosa Kaonine.

Pero éstas no volvían tan rápidamente como era de desear, dado que los cogollos y gusanos de tacuara son tardos fortificantes. Y durante veinte horas la lluvia transformó al Paraná en aceite blanco, y al Paranaí en furiosa avenida. Todo imposible. Podeley se incorporó de pronto chorreando agua, apoyándose en el revólver para levantarse, y apuntó. Volaba de fiebre. ¡Pasá, añá!...

Se dirigió hacia el Borne, ancha avenida que es el centro de Palma, antiguo torrente que en otros tiempos separaba la ciudad en dos villas y dos bandos enemigos: Can Amunt y Can Avall. Allí encontraría un coche que le llevase a Valldemosa.

Era el primer saludo sonriente que recibía Elena después de la muerte de Pirovani. Adivinó en este hombre al único admirador que le quedaba, y esto le pareció tan cómico que casi la hizo reir. En adelante sólo podría contar con el enamoramiento de un gaucho medio bandido. Quedó pensativa, con la frente apoyada en los cristales, mirando la avenida solitaria.

Además continuó con tristeza , ¿qué sería de si me faltase el juego? no debes haber olvidado cómo era yo cuando nos vimos la última vez. No te pasarían inadvertidos ciertos gustos... Se acordó Miguel de la invitación «á la pipa», de aquel perfume que llenaba el «estudio» del palacete de la Avenida del Bosque. Todo aquello se acabó; el juego y otra cosa me lo hicieron abandonar.

Es la única ciudad del mundo en que he visto esa vigilante tutela de la autoridad sobre los débiles y los enfermos. ¿Quién no recuerda las angustias de las madres, teniendo a sus hijos convulsivamente de la mano y tratando de salvar estos torrentes de Oxford-Street, de la City, de los bulevares, de la plaza de la Opera o de la avenida de los Campos Elíseos?

Esta había dado un salto, cambiando de cauce. No quedaba lugar en la nueva existencia para aquel pobre pintor de almas y para él, héroe de una vida frívola, que había alcanzado de cinco á siete de la tarde los triunfos más envidiados por los hombres. La retirada La guerra había extendido uno de sus tentáculos hasta la avenida Víctor Hugo.

La Avenida de Mayo abrió ante ellos su larga perspectiva: dos filas de altos edificios y dos líneas de aceras orladas de árboles, con grandes escaparates y numerosos cafés y hoteles, que esparcían fuera de sus puertas mesas y sillas.

Palabra del Dia

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