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Actualizado: 27 de junio de 2025
Ya ve usted: ¡medio mes de dormir juntos, sin otra separación que un tabique de madera!... ¡Y tantas veces que la han recordado las señoras argentinas en sus tertulias de la cubierta, sin sospechar que la tenían debajo de sus pies!... Los herederos se han portado bien.
Y veo en mis ensueños tus bailes voluptuosos, Salones que perfuman las ninfas Argentinas, Y grupos en que brillan sonrisas peregrinas Cual no las ha fijado de Fidias el cincel. Y siento entre los giros del valz, que corre, vuela, La brisa que producen las alas del ambiente Cargadas con efluvios que envuelven dulcemente Mi corazon y mi alma, mi espíritu y mi ser.
Iniciativa de las señoras argentinas residentes en París, que desean borrar el sabor de impiedad que han dejado otros oradores viajeros. Y también tenemos un conferencista de temas sociológicos, que creo es italiano.
Este mote de «pingüinos» no era de su cosecha. ¡Que le librase Dios de tamaño atrevimiento!... Los «pingüinos» eran las señoras más notables de a bordo, matronas argentinas que al no poder ocupar el trasatlántico entero, lo mismo que un yate propio, se habían concentrado en esta parte del buque como asustadas y ofendidas del contacto con los demás.
Su obra seria de escritor no comienza hasta los treinta y siete años de su vida, con "South America", seguido de otros volúmenes que guardan una acentuada unidad de tendencias; "Manual de patología política", que será llamado primero "Manual de imbecilidades argentinas", cambiando más tarde el nombre y el contenido con algunos agregados; irán apareciendo luego otros libros más: "Ensayo sobre Educación", ¿A dónde vamos?"; hasta rematar, sereno y profundo el escritor, con "Transformación de las razas en América", "Historia de las instituciones libres" y "La creación del mundo moral".
Las familias argentinas habían acogido al principio su desbordante familiaridad con una extrañeza altiva. ¡Viajan tantos aventureros hacia su país!... Pero al notar que no era gringo, sino gallego puro, se ablandaban, mostrándose más comunicativas, como si encontrasen algo en él que les hacía recordar a sus ascendientes.
Son Tizianos de pelo negro. ¡Y pensar que en Montevideo los hombres se divierten armando una guerra cada dos años como si les aburriese vivir en tan buena compañía!... Allá en las mesas del fondo se mantienen las argentinas en grupo aparte.
Frente á la parroquia de Santiago hay una casa de humilde apariencia: por encima de sus paredes asoma una gallarda palma; dentro resuenan veinte ó treinta voces argentinas que con unísono tonillo recitan oraciones. En todas partes tiene Córdoba reservadas para el amante del arte gratas sensaciones: ahora las encontramos en una escuela de niñas.
Por cada mil pesetas en dinero que los emigrantes mandan aquí, ¿cuántas no se dejarán allí en trabajo? Desgraciadamente, aquí el trabajo no les produciría nada, y la emigración sigue. En Galicia no se ven apenas más que mujeres, viejos que ya han vuelto de América, niños que esperan a ir, caciques y curas. Por cada revista madrileña que llega a Galicia, hay cinco o seis revistas argentinas.
Sonaban los pitos; el vocerío era grande en torno de los ojos inflamados de los coches, y el público esperaba impacientemente el momento de emprender el viaje, entonando canciones a coro, en las cuales, sobre las voces aguardentosas, destacábanse otras jóvenes, claras, argentinas.
Palabra del Dia
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