Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de junio de 2025
Quejábase de fuertes dolores de cabeza; perdía de pronto la vista, hablaba con incoherencia, insultando unas veces a Isidro sin saber por qué, y abrazándose otras a su cuello para pedirle perdón, con gran raudal de lágrimas. El invierno se anunciaba con una frialdad aterradora. Todas las mañanas aparecían las charcas del río con grandes cristales de hielo.
Allí aparecían, colocados en buen orden, los reyes magos y algunos pastores y zagalas de un antiguo nacimiento, un ángel, dos muñecas vestidas con mucho aseo, y varias cajitas y otros juguetillos que daban testimonio de lo cuidadosa y guardadora que era su hermoso dueño.
Aunque no se diga en ellos expresamente que aparecían también figuras alegóricas, hay razones fundadas para suponerlo . Basta echar una ojeada rápida sobre los espectáculos dramáticos de este período, para advertir desde luego la multitud de nombres especiales, que los distinguen.
No hay duquesa, ni marquesa en Madrid, ni emperatriz en el mundo, ni reina ni princesa en todo el orbe, que valgan lo que valen las ideales y fantásticas criaturas con quienes yo he vivido, porque se aparecían en los alcázares y camarines, estupendos de lujo, buen gusto y exquisito ornato, que yo edificaba en mis espacios imaginarios, desde que llegué a la adolescencia, y que daba luego por morada a mis Lauras, Beatrices, Julietas, Margaritas y Eleonoras, o a mis Cintias, Glíceras y Lesbias.
El sol reía en la llanura, toda verde, inacabablemente verde, y como cortada en la lejanía por el límite del cielo azul. Algunos animales, en aquel mar de verdura, aparecían como manchitas de color ocre o negro. Mientras su mirada se perdía en la inmensidad de la llanura, empezó a recordar, casi con extrañeza, las circunstancias en que se había comprometido con Muñoz.
Manchando de blanco el verde oscuro de las colinas, aparecían sembrados, o mejor, colgados sobre el valle algunos caseríos. En lo más hondo se percibía uno mayor que los otros, descansando entre el follaje de una vegetación soberbia. Aquél debe de ser Riofrío se dijo Andrés poniéndose la mano por encima de los ojos, a guisa de pantalla, para examinarle con más comodidad.
Luego poniéndose seria y tomando de improviso los puños de Juan: ¡Muéstreme usted sus manos, estoy cierta que se ha quemado! Algunas manchas blancas aparecían, en efecto, estirando las manos que María Teresa tenía entre las suyas. No es nada dijo Juan, un cristalero viejo sabe jugar con el fuego.
Luego aparecían las trincheras y el soldado que escribía la carta puesto de espaldas, y al volver la cabeza hacia el público, mostraba su rostro. ¡Alberto!... ¡Alberto!... La vieja tuvo que hacer un esfuerzo enorme para contenerse. Le subía este grito á la garganta con estertores dolorosos. Pero tembló ante la idea de escandalizar á los espectadores, como en la noche anterior.
Se jugó a cara y cruz con una moneda y salieron elegidos Chim, el malayo, y Silva Coelho. Tristán no tuvo más remedio que dejar hacer, y se retiró a su cámara. Yo me quedé a presenciar la lucha. Era al comenzar el alba. En el cielo aparecían celajes espesos y desgarrados que anunciaban viento. Los dos hombres desafiados eran fuertes, astutos y manejaban el cuchillo con habilidad.
Apenas se detenía el catafalco, alzábase una punta de las faldas de terciopelo que ocultaban su interior, y aparecían veinte o treinta hombres sudorosos, purpúreos por la fatiga, medio desnudos, con pañuelos ceñidos a las cabezas y un aire de salvajes fatigados.
Palabra del Dia
Otros Mirando