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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Dejémonos de eso, Lucía; no quiero verla a usted con ese gesto; ¡se pone usted fea! dijo en tono desahogado él, aludiendo por vez primera a las condiciones físicas de Lucía . ¿Qué desea usted ahora? ¿Quiere usted que la lleve a ver alguna curiosidad de este pueblo? ¿El hospital? ¿Los fuertes? Hablaba afable cual nunca, y Lucía se aplacó, como las crespas olas al cubrirlas capa de aceite.
Díjele con los míos que no cometiera una indiscreción; entendióme, y la añadí de palabra y sonriéndome que no era el estropicio aquél motivo para que se asustara tanto, aludiendo a los platos rotos, mientras Tona arrimaba al del juez municipal dos medias fuentes bien colmadas de potajes, algo pasmadona por lo que había pescado del relato, pero seguramente más por el desastre de la vasija, que había arrancado el grito a su madre.
Su figura resultaba arrogante: más parecía soldado pronto a pelear, que hombre ansioso de convencer Al cabo de un rato, como paladín que ha esperado en vano a su adversario, salió tranquilamente del comedor. Pepe y Millán se fueron a dar una vuelta por las calles. En el portal, aquél preguntó a éste, aludiendo a la escena pasada: ¿Has oído? Vais a tener muchos disgustos.
¡Qué bonito acopio ha hecho usted hoy! la dijo porque no se acabara la conversación y aludiendo a la media guirnalda de yerbas y flores que llevaba Nieves sobre el pecho. ¿Usted ha visto respondió ella bajando la cabecita para mirarlas y acariciándolas al mismo tiempo con la mano , qué helechos más primorosos?
Yo también me siento con apetito dijo Ricardo dirigiéndose a Baldomero y aludiendo a las palabras de éste en el break. Es la mejor salsa, señor repuso y agregó mirando a Lorenzo: ¿y usted, señor, se siente con disposición? No mucha.
Bajamos, pues, y una vez en tierra, todo el encanto fantasmagórico de la ciudad, vista desde el mar, se desvaneció para dar lugar a una impresión penosa. «Venezuela tiene la cara muy fea», me decía un caraqueño, aludiendo al aspecto sombrío, desaseado, triste, mortal, de aquel hacinamiento de casas en estrechísimas calles que parecen oprimidas entre la montaña y el mar.
¿Y todo para qué? exclamaba con gesto de pitonisa descreída ¡No puedes con la comida de casa, y querías ir de fonda! Lo que más hirió la delicadeza de su amor fue que un día, aludiendo a Mariquita, dijese: ¡Si fuera una persona decente! ¡Pero una sacadineros y desbaratacamas!
Y sobre las puertas de los cuartos, el artista, aludiendo discretamente al establecimiento, había pintado asombrosos «bodegones»: granadas como hígados abiertos y ensangrentados, sandías que parecían enormes pimientos, ovillos de estambre rojo que intentaban pasar por melocotones.
Podemos indigestarnos, observó el secretario aludiendo al calor de la discusion. Entonces lo dejaremos para mañana. Todos se levantaron. Mi General, murmuró el alto empleado; la hija de ese Cabesang Tales ha vuelto solicitando la libertad de su abuelo enfermo, preso en lugar del padre... Su Excelencia le miró disgustado y se pasó la mano por la ancha frente.
Como un clavel de la Italia manifestó gravemente Martinán, abriendo una boca de á cuarta para bostezar y haciendo la señal de la cruz sobre ella. ¿Y Clavel, cómo está? preguntó otro aludiendo á su esposa, que como ya sabemos todos conocían por este nombre qué el propio Martinán le había puesto. ¡Esa, como una rosa de Alejandría!
Palabra del Dia
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