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Actualizado: 12 de junio de 2025


Haciendo un esfuerzo llegó a su cuarto, aguardó a que subiese la doncella, despidiola en seguida sin consentir en que la desnudase, y apenas se vio sola, cerró la puerta con llave y la aseguró con el pestillo. No se había repuesto de la emoción sufrida, cuando una tosecilla seca y entrecortada confirmó sus sospechas.

Demetria se sentó en uno de los bancos de piedra que allí había, aplicó la boca á la abertura del odre y lo infló; lo amarró luego velozmente y lo dejó caer en la taza de la fuente para que la leche se enfriase. Con las manos cruzadas sobre las rodillas y la cabeza inclinada sobre el pecho aguardó. Una tristeza profunda oprimía su corazón.

Que, ahora vengáis uno a uno, como pide la orden de caballería, ora todos juntos, como es costumbre y mala usanza de los de vuestra ralea, aquí os aguardo y espero, confiado en la razón que de mi parte tengo.

Mauricia seguía dando besos al aire y diciendo cosas que enternecían a las demás... «, pensó doña Lupe, que también estaba conmovida . ¡Cuánto quieres a tu hija!... ¡Te la beberías!». Fortunata no aguardó al fin de la escena. Sentía en su interior un trastorno tan grande, que una de dos, o rompía en llanto o reventaba.

Quince años, un mes y cuatro días ha que aguardo a quien ha de venir por ella, y la mucha tardanza me ha consumido la esperanza de ver esta venida; y si en este año en que estamos no vienen, tengo determinado de prohijalla y darle toda mi hacienda, que vale más de seis mil ducados, Dios sea bendito.

Algunos burgueses prudentes insinuaron al poeta la conveniencia de retirarse á París, por creer que el gobierno necesitaría la colaboración de un hombre tan célebre. ¡Que vengan los enemigos! contestó con sencillez . Aquí los aguardo. Sus hijos estaban en el ejército; las mujeres de la familia se habían ido á una ciudad del interior con todos los nietos.

Y llevándose tras á Montiño, que estaba adherido á él por el terror, salió de su aposento y poco después del alcázar. Encamináronse á casa de la Dorotea. Cuando llegaron á la puerta, el bufón dijo al cocinero: Llamad y entrad, aquí os aguardo. Montiño llamó temblando. Abrióse la puerta y apareció Pedro.

Mas por la puerta seguían entrando grandes oleadas de gente que turbaban a los fieles de adentro e impedían establecer el silencio. María y Genoveva fueron arrastradas diferentes veces de un punto a otro por el vaivén de la muchedumbre. El orador aguardó en vano que se apagara el rumor.

Llegó precipitadamente donde doña Luz estaba de pie; hincó en tierra ambas rodillas, y dijo con acento conmovido: Ya lo sabe V. De V. depende mi dicha o mi desdicha. Aquí aguardo mi sentencia. Todo discurso más prolijo hubiera sido absurdo en aquella ocasión; toda arte vana; toda precaución chocante.

Yo te aguardo aquí con gusto hasta el día del Juicio. Sentía impaciencia por conocer la resolución de la muchacha. Pero Fermín no quiso que le aguardase. Pensaba pasar la noche en la viña. Y siguió la marcha a pie, mientras Rafael le anunciaba a voces que vendría a buscarle al día siguiente.

Palabra del Dia

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