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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Modera, repito, esa picazón, pues no nos valiera, si hiciéramos tal demasía, aunque nos sepultásemos en el nicho último de la honda bóveda de las ánimas. Entretanto resolvamos y fallemos qué hemos de hacer para obligar al que mata, es decir a don Lope, para agradecer a la hermosa, quiero decir, a María, y para multar al honrado usurero.
No soy esa diosa de la Grecia de que usted habla, que sólo se comunica con la luna y recibe la adoración de los mortales sin pestañear, sino una pobre mujer plagada de defectos y que está en el caso de agradecer cualquier prueba de atención que se le conceda. Me pide usted que le diga lo que debe hacer. Es una carga superior á mis fuerzas. No sé lo que convendría que usted hiciese.
En el mismo momento se abrió la puerta, y Cipriano se adelantó hacia Jacobo con las manos tendidas, sonriente y dichoso. ¡Y bien! ¿Nuestro pasajero empieza á reponerse de sus emociones? Vuestro protegido no tendrá bastante con todo su corazón para agradecer lo que habéis hecho por él. Querido amigo, nos quedan dos meses de vivir juntos y tendremos tiempo para congratularnos mutuamente.
D.ª Marciala, viendo al padre Narciso cada vez más inclinado a admitir y agradecer la fervorosa admiración de D.ª Filomena, mostraba su sentimiento y despecho, acercándose a D. Melchor y hablándole con afectado cariño. D.ª Filomena, después de algunos años de adoración resignada, silenciosa, había llegado, cuando ya no lo esperaba, a la meta de sus aspiraciones.
Indudablemente era muy de agradecer el interés que aquel bondadoso apóstol de Cristo se tomaba por ella. Y todo sin regaños, sin manotadas, tratándola como un buen pastor trataría a la más querida de sus ovejas. A pesar de esta excelente disposición de su ánimo, la infeliz vacilaba un poco. De una parte le seducía la vida retirada, silenciosa y cristiana del claustro.
A mí no me ha picado ninguna tarántula; ni quiero, ni tengo nada que ver con los que protesten afuera ni contra los que se encierran adentro, vengo a agradecer a don Eleazar el honor que me ha hecho y a comunicarle mi resolución. ¿Me quiere usted anunciar? No se si podrá recibirlo a usted... me dijo don Anselmo moviendo la cabeza. Vea usted si puede... quiero cumplir lo que yo considero un deber.
7 El licenciado Vidriera, de D. Agustín Moreto. 8 Nuestra Señora del Pilar, de Sebastián de Villaviciosa, D. Juan de Matos y D. Agustín Moreto. 9 El embuste acreditado y el disparate creído, de D. Luis Vélez de Guevara. 10 Agradecer y no amar, de D. Pedro Calderón. 11 No hay burlas con las mujeres: casarse y vengarse, del Dr. Mira de Mescua. 12 Los amotinados de Flandes, de Luis Vélez de Guevara.
Esta fue su única culpa, culpa de hijos ingratos en que incurre la inmensa mayoría del linaje humano, que se olvida de Dios en la felicidad y sólo le recuerda en el llanto, porque cuadra más a su condición egoísta pedir remedios que agradecer bondades. ¡Harto lo conocía ella entonces y harto lo estaba expiando!...
El jefe, luego de agradecer y de pronunciar algunas respetuosas frases de circunstancias, hizo la misma reverencia que al entrar, y ambos se retiraron. Después, por largo rato, nadie habló. Raquel seguía sollozando, y Charito la contemplaba intrigada, sin comprender. Adriana estaba pensativa. La triunfante tranquilidad de su rostro había desaparecido.
Mi hombre inclinó cortesmente la cabeza, en señal de agradecer aquel cumplido mio, y me miró con el encogimiento inevitable del que viene á pedir alguna cosa. Yo le contemplaba de hito en hito, como para comprender sus intenciones, y ver en qué actitud debia esperarle.
Palabra del Dia
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