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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Únicamente él pudo detenerlo, arrebatándole el arma. ¡Ese pedigrée sinvergüenza! vociferaba el viejo con la boca lívida, agitándose entre los brazos de su yerno . Todos los muertos de hambre creen que no hay mas que llegar á esta casa para llevarse mis hijas y mis pesos... ¡Suéltame te digo! ¡Suéltame para que lo mate! Y con el deseo de verse libre, daba sus excusas á Desnoyers.

Los chinos que los vieron, adoptaron tambien su postura: se sentaron como en sus tiendas, una pierna encogida y levantada y otra colgando y agitándose.

El pobre Obispo apenas si se movía: únicamente su pecho continuaba agitándose con penoso estertor. Sus labios tomaban un tinte violáceo; sus ojos casi cerrados dejaban entrever un globo empañado ó inmóvil. Eran unos ojos que ya no miraban, y su morena carita parecía ennegrecida por misteriosa lobreguez, como si sobre ella proyectasen su sombra las alas de la muerte.

Imposible habría sido, aun para el más bueno, para el de mejores sentimientos de los hijos del noble, que no sintiera su pecho henchirse de feroz orgullo al contemplar todo aquel horizonte de tierras sometidas, aquel pueblo abatido, á aquellos villanos abyectos agitándose en el estiércol.

Allí podía tranquilamente encontrar la alegría de vivir ó abandonarme en paz á mis tristezas. Desde lo alto de mi oscilante asiento, seguía con la vista el hilo de agua, las islas é islotes de espuma, unas veces aislados, otras agrupados como archipiélagos, las hojas dando vueltas, los largos montones de hierba y los pobres insectos sumergidos, agitándose en vano contra la inexorable corriente.

Yo buscaba algo extraordinario, profundamente grandioso y sublime en aquella encarnación del principio religioso que caía en mis brazos; yo esperaba un tesoro de ideales delicias para mi alma, abrasada en sed inextinguible; yo esperaba recibir una impresión celeste que transportara mi alma a la esfera de las más altas concepciones; pero ¡maldita Naturaleza!, la criatura seráfica que yo soñaba rodeada de nubes y de angelitos en sobrenatural beatitud, se deshizo, se disipó, se descompuso, como una imagen de máquina óptica cuya luz sopla el bárbaro titiritero diciendo: «buenas noches...». Todo desapareció... Las alas de ángel agitándose zumbaban en mi oído, pero yo me desencajaba los ojos mirando y no veía nada, absolutamente nada más que una mujer... una mujer como otra cualquiera, como la de ayer, como la de anteayer...

Si pudieras hacer algo decía, pero no, tienes las manos atadas, y, ¿acaso, una finca se enajena con la facilidad de un objeto cualquiera? hay que darse cuenta, Pablo, de la espantosa desgracia que pesa sobre nosotros. Quilito está obligado a pagar esa suma mañana, y si no puede, se matará; le conozco demasiado. ¡Todo, menos eso! repetía, don Pablo Aquiles, agitándose en el sillón.

Estremeciéronse muchos y sintieron sus pelos erizarse. No, aquello no era ficcion, no era charlatanería; la cabeza era una víctima y lo que contaba era su propia historia. ¡Ay! dijo agitándose con desconsuelo; yo amaba á una joven, hija de un sacerdote, pura como la luz, ¡como el loto cuando se acaba de abrir!

Así, notaba con admiracion que las culebras cambiaban de actitud, agitándose ó adormeciéndose, mirando con mansedumbre, con desconfianza ó con ira, alejándose ó acercándose, escondiéndose ó descubriéndose mas ó menos, según la diferente impresion que les producía la presencia ó la mirada, el olor, la voz ó la fisonomía de los concurrentes.

Arrojó al fin los periódicos y agitándose furioso un instante, y apretando los puños llenos de rabia, quedóse largo tiempo pensativo, hundido en la poltrona en que se hallaba sentado, contraída la boca, frunciendo el entrecejo, fijos los ojos en el fuego de la chimenea, cuyas movibles llamas prestaban a su rostro un resplandor rojizo.

Palabra del Dia

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