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Actualizado: 10 de mayo de 2025


Milagros, sin tener confianza en lo que la García Grande decía, sospechaba que hubiese algo de verdad en ello, o lo que es lo mismo, se amparaba a lo absurdo como el desesperado que se agarra al clavo ardiendo. «Pero diga usted, Cándida... ¿Ese dinero lo tiene usted?».

Ahora que vas á Oviedo y tratarás con señorones de levita, instrúyete, hija, aprende lo que puedas, lee por todos los papeles que se te ofrezcan y si se tercia agarra también la pluma. Pero luego que estés bien aprendida no desprecies á los pobres ignorantes, porque buena desgracia tienen ellos. Además el orgullo no sienta bien á ningún cristiano.

Lo único que puede ver, con un relieve y un agrandamiento exagerados, como si estuviese junto á sus ojos, es una mano: una mano que se agarra á su pecho y sube hacia su rostro que nadie golpeó jamás. La indignación le hace salir de su huraño ensimismamiento. ¡A él! ¡Una bofetada al príncipe Lubimoff!...

Fluctuante entre estos dos afectos, agarra á puñados el oro y los diamantes, y hace que le lleven con Martin á la posada donde estaba Cunegunda alojada: entra temblando con la ternura, latiéndole el corazon, y el habla interrumpida con sollozos; quiere descorrer las coitinas de la cama, y manda que traygan luz. No haga vm. tal, le dixo la criada, la luz le hace mal; y volvió á correr la cortina.

Se mesaba los cabellos y corría sin tino por la margen del riachuelo que bajaba de la Peña Mayor. Al dar vuelta á un repliegue del terreno vió blanquear entre los árboles, no muy lejos de , la iglesia de la parroquia. Al mismo tiempo surgió en su espíritu un pensamiento, al cual se agarró el desdichado inmediatamente, como se agarra á un clavo ardiendo el que rueda hacia el abismo.

¡Ah! ¿y amáis tanto á vuestra dama, que pretendéis encontrar en ella lo que creo que no se encuentra en ninguna mujer? ¿pretendéis que no haya amado una dama que se sale de palacio de noche y sola, que se agarra al primero que encuentra y le embauca hasta hacerle perder el seso? Yo no os he dicho que esa dama ha salido de palacio. Pero yo lo . ¿Y quién os lo ha dicho? ¡Bah! quien os ha visto.

Pues mira que yo estoy también.... Verás qué bien va á salir esto dijo el Doctrino bajando la voz. Y para entonces ya podemos contar con fondos. Los tiempos están malos, Carrillo; y si uno no se agarra á los buenos faldones... Eso mismo digo yo. Pero ¿me das ó no esa oncilla? Espérate á pasado mañana. Tengo orden de no repartir todavía.

Se me figura que aún tendrás algunas heces que sacar, ¿eh?». Mauricia se sonreía, cortada y confusa. Con la cabeza dijo que . Pues estos pozos endurecidos hay que echarlos fuera, porque el demonio se agarra de cualquier cosa dijo la santa, acariciándole la barba . Con que ya sabes... mañana tenemos aquí gran fiesta... ¿Te parece?

En la puerta del Mercado vendíanse narices de cartón, bigotes de crin, ligas multicolores con sonoros cascabeles, y caretas pintadas, capaces de oscurecer la imaginación de los escultores de la Edad Media, unas con los músculos contraídos por el dolor, un ojo saltado y arroyos de bermellón cayendo por la mejilla; otras con una frente inmensa, espantosa; caras de esqueletos con las fosas nasales hundidas y repugnantes; narices que son higos aplastados, o que se prolongan como serpenteante trompa con un cascabel en la punta; sonrisas contagiosas que provocan la carcajada y carrillos rubicundos a los que se agarra un repugnante lagarto verde.

Será, con permiso de Vuecencia, porque el diablo reclame lo suyo, o por otra causa; pero ello es. Y cómo el que se ahoga se agarra a lo primero que alcanza con las manos, y Vuecencia tiene poca práctica para esos fregados, porque ha nacido para cosas más altas y más nobles..., cumplo con un deber, hasta de conciencia, dándole respetuosamente este aviso.

Palabra del Dia

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