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Actualizado: 14 de junio de 2025


Me encontraba, en un terreno desconocido, al pie de una cuesta de una inclinación absurda. ¿Qué hacer? Busqué la sombra de un árbol, me tendí, encendí filosóficamente un cigarro y esperé, mientras los grillos cantaban a mi alrededor y el sol se levantaba ardiente como una ascua en un cielo de una pureza profunda.

Que tienen iglesia, lo que sabe por otro que estuvo allí seis dias en tiempo que hicieron una procesion, y que la tienen cubierta de plata, que parece una ascua. Que á este indio lo llevó á escondidas un cacique que mandaba el sentinela, y le encargó que no le viesen, porque le quitarian la vida aquellos españoles.

Puso el médico en aquella carne virginal el ascua de sus labios, y salvó los umbrales de la portalada antes de que doña Rebeca se presentase en el portal.... Rodó un coche dando tumbos por la áspera cambera lindante con la casona, y en las habitaciones de la misma hubo un revuelo de faldas y un atisbo fisgón a la vera de los balcones.

Amaury tomó un simón, y poco después entraba en su palco del teatro de los Italianos. La sala, resplandeciente de luces y de diamantes, parecía un ascua de oro. El joven, pálido y grave, desde el fondo del palco contemplaba aquel brillo y aquella esplendidez con mirada indiferente, con desdeñosa sonrisa.

¡Qué! ¡si todo Madrid está que lo ahogan con un cabello, y aquella casa parece un jubileo! dijo una de las viejas ; yo he sudado y me he estropeado para poder entrar donde está la difunta, y me han roto la saya; ¡si aquello es mucho! ¡y qué lujo! y allí están todos los cómicos del corral de la Pacheca, y los del coliseo del Príncipe, y los del coliseo de la Cruz, y muchos señores, y muchos grandes, y cuatro lacayotes con hachas, que diz que son del señor duque de Lerma, que diz era querido de la comedianta; y allí está también el inquisidor general y otros religiosos, todos rezando, y la sala hecha un ascua de oro de luces, y la calle que no cabe un alfiler de gente, y todos tristes, y todos llorosos; y están dando limosna á más y mejor en la puerta á todos los pobres que llegan. ¡Si parece que se ha muerto una persona real!

Sucedió, pues, que la mañana de un día que volvían a Madrid a coger la garrama con las demás gitanillas, en un valle pequeño que está obra de quinientos pasos antes que se llegue a la villa, vieron un mancebo gallardo y ricamente aderezado de camino. La espada y daga que traía eran, como decirse suele, una ascua de oro; sombrero con rico cintillo y con plumas de diversas colores adornado.

La roja luz del ocaso la envolvió entonces; su rostro se encendió como un ascua, y por segunda vez le pareció a Baltasar hecha de fuego. Di, hermosa.... Usted... quiere comprometerme... quiere conducirse como se conducen los demás con las muchachas de mi esfera. No por cierto, hija; ¿de dónde lo infieres? No pienses tan mal de .

Era precisamente un martes, día de amasar en la granja. La cocina, desde por la mañana, estaba hecha un ascua de oro; Duchêne, el viejo aperador, en mangas de camisa y con su gorro de algodón metido hasta las orejas, sacaba del horno innumerables panecillos, cuyo buen olor llenaba toda la casa. Anita los tomaba e iba apilándolos en un rincón del hogar.

Resplandece en el fondo el estofado riquísimo del altar, semejante á inmensa ascua de oro cuajada de diminutos ángeles y querubes que aletean quemándose en el seno de aquella nube incandescente, y como si la combustión les diera vida.

Ya el sol bello pontifica en el espacio, en su altar de azul y grana y con su hostia de topacio. ¡Ya está mudo el gran palacio! Diciembre, 1903. ¡Alma de Diciembre, perfume de Pascua, que impregnas la arcilla de mi corazón, y en lo frío pones de mi vida un ascua de alegría ingenua y otra de ilusión...!

Palabra del Dia

cabalgaría

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