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El viejo casi se irritó ante tal frialdad. ¡Pasar junto á su hijo sin que el instinto le avisase su presencia! ¡Ah, las mujeres!... Volvió la cabeza para seguirla, pero inmediatamente tuvo que desistir de su atisbo. Había sorprendido á Margarita inmóvil detrás de ellos, con la palidez de la sorpresa, fijando una mirada profunda en el militar que se alejaba.

Mozos y mozas formaban pintorescos grupos dentro y fuera del pórtico, que empezaban a moverse en dirección al pueblo. En uno de ellos atisbó a la morenita que le había llamado la atención. Oiga usted, Celesto, ¿quién es aquella chica morena que está a la izquierda del hombre de la boina? ¿Cuál, la del pañuelo azul?

Algo atisbó, sin embargo, que vino a despertarle la sospecha de que el tal proyecto de tratado secreto no era precisamente con el Gobierno alemán, sino con la repostería de Lhardy, poderosa potencia gastronómica de la Carrera de San Jerónimo: entre los peludos dedos del diplomático asomaba por una esquinita la viñeta de las cuentas del célebre Emilio.

Esto que recientemente han inventado los hombres y han apellidado magnetismo animal no es más que un leve e imperfecto atisbo y un ensayo rudo y embrionario, digámoslo así, del empleo de la fuerza psíquica, que en los venideros tiempos ha de conocerse mejor y ejercitarse con gran fruto.

Andrés se emboscó por las cercanías, y cuando atisbó a Rafael abocole con las debidas precauciones para no ser notado. El chico se mostró acortado y como descontento de aquella conferencia. Hacía ya tiempo que no oía a su padre más que maldecir del señorito madrileño. Además, él había sido la causa de que le subastasen las vacas.

Uno de los compañeros atisbó al diputado Vidal que guiaba un tílbury, y escapó a colocarse a su lado, lanzando chillidos horrísonos. «¡Perico! ¡Perico! padre de la patria, aguárdameEl otro tuvo la felicidad de ver a su novia en carretela y fue a colocarse de pie en el estribo. Quedó Miguel solamente en espera de algún amigo; pero no acababa de pasar.

Bajó Fernando con las mismas precauciones de la noche anterior, pero esta vez no pudo notar detrás de sus pasos el atisbo del espionaje. Y cuando llevaba mucho tiempo en el camarote de Nélida sobrevino la más penosa de sus aventuras de a bordo: una escena ridícula, de la que se acordaba luego con cierto malestar, temiendo que el burlón Maltrana llegase a enterarse de ella alguna vez.

Puso el médico en aquella carne virginal el ascua de sus labios, y salvó los umbrales de la portalada antes de que doña Rebeca se presentase en el portal.... Rodó un coche dando tumbos por la áspera cambera lindante con la casona, y en las habitaciones de la misma hubo un revuelo de faldas y un atisbo fisgón a la vera de los balcones.

Fuera del boliche ahora almacén , unas en espera de sus maridos para que no bebiesen demasiado, y otras al atisbo de los compañeros de sus noches, estaban las bellezas más notables de la Presa, mestizas de tez de canela y ojos de brasa, con cabelleras duras de color de tinta y dientes de luminosa blancura, unas exageradamente gordas; otras absurdamente flacas, como si acabasen de salir de una población sitiada por hambre ó como si una llama interior devorase sus jugos.

Y al mismo tiempo que ellos iban llegando a la puerta de Carmona, atisbó el Cojuelo entrar por ella a caballo, con vara alta y los dos corchetes que sacó del infierno, a Cienllamas; y volviéndose a don Cleofás, le dijo: Aquel que entra por la puerta de Carmona es comisario de mis amos, que viene contra a Sevilla: menester es guardarnos.