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Pasando de un ventanal a otro para ver mejor la llegada de las olas, Ojeda se encontró al lado de Mina. La rubia cabeza de Karl, que se agitaba con sonoras risas a cada golpe de mar, le hizo fijarse en la mujer que estaba detrás sosteniéndolo entre sus brazos. Como si le avisase el magnetismo de una mirada fija en sus espaldas, la madre volvió la cabeza, palideciendo al reconocer a Fernando.

Arrójale también antes de entablar la lucha, sus efluvios paralizadores, entorpecedores, un magnetismo que hace innecesario el combate. Su fuerza es doble. Al poder mecánico de sus brazos-ventosas que enlazan, inmovilizan, añadid la fuerza mágica de ese rayo misterioso; añadid un oído muy fino y el ojo avizor. Miedo cerval se apodera de nosotros al pensar en él.

Se trataba de magnetismo, espiritismo, magia, etc. y las palabras volaban por el aire como los cuchillos y las bolas de los juglares: ellos los arrojaban y ellos los recogían. Aquel año llamaba mucho la atencion en la feria de Kiapò una cabeza, mal llamaba esfinge, espuesta por Mr. Leeds, un americano.

Pero de repente se enderezó, se volvió y dió á correr como un insensato en dirección á la calle Ancha de San Bernardo, atraído por ese magnetismo horrible que existe entre el asesinado y el asesino. Cuando llegó hubo de detenerse; la afluencia de gentes le había cortado el paso. La calle estaba llena. Y nada tenía esto de extraño.

Yo veo señales claras de que se acercan los tiempos de estas invenciones. La frenología y el magnetismo han venido a demostrar las armonías íntimas y misteriosas que enlazan el espíritu y la carne. La electro-biología es una ciencia que empieza ahora, y que tiene aún que dar mucho de .

Y sin embargo estas cosas existen realmente, como fenómenos internos, como hechos subjetivos de los cuales habla Kant incesantemente, consagrando á ello la mayor parte de la Crítica de la razon pura. ¿Se dirá acaso que la idea pura de relacion no significa nada, porque no podemos presentar una relacion abstracta en intuicion sensible? ¿Se dirá que la idea de fuerza no significa nada, porque no podemos presentarla en intuicion sensible? ¿Se dirá que los principios de donde dimanan los fenómenos de la atraccion, de la afinidad, de la electricidad, del magnetismo, del galvanismo, de la luz y de cuanto nos admira y encanta en la naturaleza, no existe, no son cosas permanentes, que son palabras vacías, porque no podemos representarlos en intuicion sensible?

Es, dice, el ímpetu de un espíritu dotado de la aptitud más exquisita para sentir, comprender y explicar todo; es el movimiento libre, irregular y audaz de un pensamiento siempre dispuesto, que ama esas trampas tan temidas de los retóricos; las digresiones, y que se abandona con gracia a ellas cuando por casualidad encuentra un misterio del corazón para aclararlo, una contradicción de nuestra naturaleza para estudiarla, una verdad despreciada para enaltecerla: un pensamiento al cual atrae lo desconocido por un secreto magnetismo, y que, bajo apariencias ligeras, penetra en las más oscuras sinuosidades del mundo moral, da a todo lo que inventa, a todo lo que reproduce, el colorido del capricho, y crea por el poder de la fantasía, una imagen móvil de la realidad, más móvil aún.

Creo, además que, en efecto, lo estaban, porque yo no me movía a reírlos ni a celebrarlos con falsa risa, ni por interés alguno. La seguridad, la superioridad, el magnetismo sereno, que trae consigo el tener dinero, producían este fenómeno. No se debe extrañar, pues, que las personas ricas sean amadas y admiradas. En el día las amamos con más desinterés que antes.

Entonces solía don Víctor asomar la cabeza, con su gorro de borla dorada, por la puerta de escape que abría con cautela, sin ruido.... Anita no le oía; y él, un poco asustado, con una emoción como creía que la tendría entrando en la alcoba de un muerto, se retiraba, de puntillas, con un respeto supersticioso. A dos cosas tenía horror: al magnetismo y al éxtasis. ¡Ni electricidad ni misticismo!

Don Juan se encontraba al fin delante de ella, estaba bajo la influencia de su hermosura aumentada por el temor, por la agonía del alma, bajo el magnetismo de sus hermosos ojos ansiosos y enamorados, en contacto con aquella vigorosa organización que se estremecía aterrada. Don Juan lo olvidó todo; no vió más que á doña Clara.