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Otro tanto quiso hacer la compañía de Vicente Castañola, asimismo de sicilianos; y aunque el general, por justicia y escarmiento, mandó ahorcar á tres de los culpables, perdieron otros las orejas y fueron sentenciados á galeras los demás, la impresión pesimista á que contribuía el naufragio de una de las galeras de Juan Andrea Doria se dejó sentir en los ánimos, desconfiados de la estrella y aun de la autoridad del caudillo que los regía.

Pero lo cierto fue continuó al poco rato que caíste en la redada que dio el gobierno al ocurrir aquellos sucesos. ¡Lo que yo sufrí una temporada! De vez en cuando fusilamientos en el foso del castillo que hay allá, y yo buscaba ansioso en los papeles los nombres de los sentenciados, siempre esperando encontrar el tuyo.

9 Porque a lo que pienso, Dios nos ha mostrado a nosotros, los apóstoles, como los postreros, como a sentenciados a muerte; porque somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres. 10 Nosotros locos por amor del Cristo, y vosotros prudentes en el Cristo; nosotros flacos, y vosotros fuertes; vosotros nobles, y nosotros viles.

Los primeros mártires que aparecen sentenciados á muerte por el consejo ó mexuar del rey sarraceno son Jorge, Felix, Liliosa, Aurelio y Sabigoto, los cuales fueron decapitados en el mes de julio del año 852. Hasta entonces las causas de los cristianos que se ofrecian al martirio no habian salido de la jurisdiccion de los Cadíes. Véase la vida y martirio de Sta. Sabigoto.

Reinó allí un silencio profundo, oyóse misa con devota compostura y tomóse luego un pareo desayuno; hubo entonces un momento de expectación general, de angustiosa perplejidad... Apareció el padre prefecto, el temido ejecutor de las solemnes justicias, y mandó salir de las filas a Tapón y a otros seis sentenciados.

4 Porque en mis ojos fuiste de gran estima, fuiste digno de honra, y yo te amé. 6 Diré al aquilón: Da acá, y al mediodía: No detengas. Trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los términos de la tierra, 8 Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos. Presenten sus testigos, y serán sentenciados por justos; oigan, y digan: Verdad.

Y Batiste calló, mientras el monstruo de las siete cabezas, replegándose en el sofá de damasco, cuchicheaba preparando la sentencia. El tribunal sentènsia... dijo la acequia más vieja; y se hizo un silencio absoluto. Toda la gente de la verja mostraba en sus ojos cierta ansiedad, como si ellos fuesen los sentenciados. Estaban pendientes de los labios del viejo síndico.

8 No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas; anticípanos pronto tus misericordias, porque estamos muy pobres. 9 Ayúdanos, oh Dios, salud nuestra, por la honra de tu Nombre; y líbranos, y purga nuestros pecados por causa de tu Nombre. 11 Entre delante de ti el gemido de los presos; conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte.

Pasamos tres días dando paseos y haciendo expediciones temerarias; tres días de inaudita felicidad, tal puede llamarse a un sentimiento rabioso de destrucción de su reposo, especie de luna de miel descarada y desesperada, sin ejemplo, ni por las emociones ni por los arrepentimientos y que a nada se parece como no sea a esas horas de copiosas y fúnebres satisfacciones durante las cuales todo se permite a los sentenciados a morir al otro día.

Los sacerdotes marchaban animosos, dando gritos de exhortación sin cansarse; los miserables reos iban pálidos, decaídos y sin fuerzas. Bien se vio de qué parte estaba la ayuda celeste. Los sentenciados fueron conducidos al pie del castillo de Bellver, para la quema final.