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El frío es por naturaleza anti-científico, y desde los tiempos más remotos se ha ensañado siempre con los sabios. De aquí los sabañones que tanto caracterizan a los hombres de ciencia.

Qué estimaban dijo muy enojado , si he estado yo seis meses pretendiendo una bandera, tras veinte años de servicios y haber perdido mi sangre en servicio del rey, como lo dicen estas heridas!" Y enseñóme una cuchillada de a palmo en las ingles; luego, en los calcañares, me enseñó otras dos señales, y dijo que eran balas; y yo saqué, por otras dos mías que tengo, que habían sido sabañones.

El causticum con el subcarbonato de potasa, el carbon vegetal y el centeno cornezuelo, es el mejor medicamento en los sabañones, las tumefacciones lívidas, y las hinchazones venosas asténicas de los dedos de los piés y de las manos.

Primero, pagando tintas al doncel de los sabañones, y después a un vecino pingarronesco, Benigno averiguó cuanto a su amo interesaba, sin omitir los amores de don Quintín con Carola, trapicheo que sólo doña Frasquita ignoraba en el barrio: criadas, vecinos, porteros y parroquianos, todos sabían que el estanquero tenía, como ellos decían, un apaño.

El conjunto de estos síntomas está caracterizado por una falsa flogosis, por úlceras fistulosas, por un accidente de gangrena en el pié, por la hinchazon roja del talon con punzadas quemantes, por sabañones rojos y dolorosos.

El catalán bajó los ojos, sacudió levemente la cabeza y se dispuso a encender un cigarro. , señor; yo, aquí donde usted me ve, he padecido terriblemente de sabañones. Dijo esto con la misma entonación satisfecha y semblante risueño que si contase que había llegado al polo Norte. Pero no tuve más que ponerme unos polvitos que yo tengo, de mi exclusiva invención... y como con la mano.

No entra una sola droga en su confección, y lo mismo curan los sabañones, que la calentura, que la tisis, cuando no está en el cuarto grado, se entiende. Las calenturas perniciosas que había en Simancas se han desterrado, y la tisis no se conoce. Las chicas del pueblo los llaman «los polvos de D. Nemesio».

Su desconsuelo se manifestaba a cada instante, ya cuando encontraba una bandada que iba al colegio, con sus pizarras al hombro y el lío de libros llenos de mugre, ya cuando le salía al paso algún precoz mendigo cubierto de andrajos, mostrando para excitar la compasión sus carnes sin abrigo y los pies descalzos, llenos de sabañones.

Los sabañones que exigen el carbon están en esta categoría, del mismo modo que el estado aploplético producido por el éstasis venoso cerebral ó pulmonal, á consecuencia de enfermedades graves, ó que se desarrollan gradualmente por congestiones ó somnolencias habituales, por plétora venosa; el carbon combate en este caso el entorpecimiento y la especie de asfixia capilar.

Y todo esto creerá quien supiere lo que me contó el mozo de Cabra, diciendo que él había visto meter en casa, recién venido, dos frisones y que a dos días salieron caballos ligeros, que volaban por los aires; y que vió meter mastines pesados, y a tres horas salir galgos corredores; y que una cuaresma topó muchos hombres, unos metiendo los pies, otros las manos, otros todo el cuerpo, en el portal de su casa, esto por muy gran rato, y mucha gente que venia a solo aquello de fuera; y preguntando un día que qué sería, porque Cabra se enojó de que se lo preguntase, respondió que los unos tenían sarna y los otros sabañones, y que en metiéndolos en aquella casa morían de hambre, de manera que no comían de allí adelante.