United States or Saint Vincent and the Grenadines ? Vote for the TOP Country of the Week !


Donde quiera que se encontrase aquel cuerpo larguirucho, aquel gabán raído, aquellos pantalones con rodilleras y tal cual remiendo, no se podía dudar que, con sus pobres trazas, Ramón Limioso era un verdadero señor desde sus principios así decían los aldeanos y no hecho a puñetazos, como otros.

El flaco macho que los había conducido quedaba en la posada de Las Tres Coronas, esperando tomar la vuelta a las áridas montañas de Teruel; y el padre y el hijo, con los trajes de pana deslustrados en costuras y rodilleras y el pañuelo anudado a las sienes como una estrecha cinta, iban por las tiendas, de puerta en puerta, vergonzosos y encogidos, como si pidiesen limosna, preguntando si necesitaban un criadico.

Los pantalones, mermados por el crecimiento de las rodilleras, se le subían tanto que parecía haber montado a caballo sin trabillas. Sus botas, por ser domingo, estaban aquel día embetunadas y eran tan chillonas que se oían desde una legua. «¿Y cómo está la familiapreguntó al tomar asiento, después de dar su mano siempre sudorosa a doña Lupe y al sobrino.

El bastón de roten y las enormes rodilleras de los calzones le acababan de caracterizar. Era hombre muy humorístico y tenía una baraja de chistes referentes al tiempo.

Nadie como él sabía encontrar en excéntricos portales sastres económicos, que por poquísimo dinero volvían una pieza; nadie como él sabía tratar con mimo las prendas de uso perenne para que desafiaran los años, conservándose en los puros hilos; nadie como él sabía emplear la bencina para limpieza de mugres, planchar arrugas con la mano, estirar lo encogido y enmendar rodilleras.

Los meses transcurridos han dejado en él mayor huella que en los demás. Ya no es el varón preocupado de las pompas mundanales, que consultaba al coronel sobre los méritos de sastres y sombreros. Ha vuelto á la esclavitud del pantalón con rodilleras y la corbata de nudo hecho; lleva la barba muy crecida y revuelta.

Y, sin embargo, allí no había muchos gabanes más flamantes que el suyo, ni muchas camisas más limpias, ni muchas botas más aplomadas. Al contrario, abundaban los paños raídos, los pantalones con rodilleras, las camisas de tres días y los tacones de medio lado. ¿En qué consistía, pues, la indiferencia con que se le miraba allí y fuera de allí?

Sopesaba, con su malicia de muchacha pobre y sola, lo que había de marido posible en este hombre ignorante de todo lo que no se aprende en los libros; calculaba las modificaciones que son necesarias para hermosear á un descuidado varón que siempre lleva la corbata mal hecha y es incapaz de sentarse tirando antes de sus pantalones para evitar unas rodilleras grotescas.

Entretanto, don Pablo Aquiles volvía al tema que tanto le preocupaba: su inasistencia al Tedéum. ¿Cómo presentarse a la luz del día con un frac descolorido, deshilachado y remendado? ¿y la galera color de cucaracha, con golpes de grasa atornasolados? ¿y el pantalón, con rodilleras y flequillo? ¿y las botas, con puertas y ventanas, para comodidad de los dedos y recreo del calcetín? ¡Siquiera fuese permitido ir a tales solemnidades en traje de paisano, con chaqué o chaqueta, pantalón a cuadros y sombrero hongo!