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No me da pena confesarlo; y óyelo bien, mira que te lo digo sinceramente, como lo siento, como si mi madre me oyera: si te enamoras de Gabriela; si en el amor de esa niña esta cifrada tu felicidad; si ella es para dicha y ventura, no vaciles, olvídame, olvida a la pobre Linilla, y ¡se feliz! Ya te lo dije, te lo he dicho muchas veces, todo el anhelo de mi corazón es verte dichoso.

«Olvídame, olvídame, yo te lo ruego, yo te lo pido por la santa memoria de tus padres que están en el cielo, por tus tías, ¡a quienes tanto quieres y que te quieren tanto!

Déjame, olvídame; es lo mejor que puedes hacer... No; no has cambiado, pobrecito mío. ¿Qué mal puedes haberme causado , tan bueno, tan generoso? Me has ayudado á conocer la terrible verdad; por ti la he sabido; y aunque esto me mata, lo creo preferible á la incertidumbre... no tienes la culpa, has hecho todo lo que yo te pedí.

Mira: si no merezco que me ames, olvídame, olvídame; me iré de aquí, llorando, , llorando... pero me iré, a la Sierra, a cualquiera parte.... puedes ser feliz. Apenas empiezas a vivir.... El corazón humano es mudable; llegará día en que me olvides.... ¡Amarás a otra, y serás amado, y serás dichoso! Angelina: repliqué suplicante ¿a qué viene todo eso?

De aquí en adelante ya no existe el amor terrenal entre nosotros; sólo queda una amistad pura y suavísima, amándonos en el sagrado corazón de Jesús. No te olvidaré en mis pobres oraciones. Olvídame cuanto te sea posible. Eres bueno, eres noble, hermoso y rico; busca una mujer que te merezca más que yo te merecía, y cásate y feliz. Yo rogaré siempre por vosotros. Adiós. María

En su protesta gritaba el amor ardoroso, el amor irreflexivo y heroico, que acepta todas las penas á cambio de que el ser preferido siga existiendo. Pero á continuación, para que Julio no sintiese el engaño de una falsa esperanza, añadió: Vive; no debes morir; sería para un nuevo tormento... Pero vive sin . Olvídame.

Esta única virtud la pongo humildemente a tu servicio por encima de mis tentaciones y de mis ansias.... Olvídame: hazte la cuenta de que nuestro barco de novios ha naufragado y te salvaste pura y sana, en la playa del olvido.... Si hoy te hago sufrir un poco, perdóname pensando que he tenido lástima de ti y me trato sin compasión al decirte adiós.... Fernando

Toas me parecen feas, y Mariquilla lo sabe. La última noche que hablé con ella, cuando yo le pedía que me perdonase, sin saber por qué, y le preguntaba si la había ofendío en algo, la pobrecita lloraba como la Malaena. Bien sabe tu hermana que yo no la he fartao en tanto como esta uña. Ella misma lo decía: «¡Pobre Rafaé! ¡ eres bueno! Olvídame: serías infeliz conmigo». Y me cerró la ventana...