United States or Honduras ? Vote for the TOP Country of the Week !


Felipe V quiso suprimir la Inquisición y acabar la guerra naval con las naciones musulmanas, que duraba mil años, despoblando las costas del Mediterráneo con el miedo a los piratas berberiscos y turcos. Pero los indígenas se revolvían contra toda reforma de los colonizadores, y el primer Borbón tuvo que desistir, viendo en peligro su corona.

Pensando casi en alta voz, y según iban subiendo a la iglesia del Carmen, el futuro historiador del Rey Don Manuel, más excitado por el amor de la humanidad que por el amor de la patria, deploraba y condenaba la ferocidad de sus compatriotas contemporáneos así contra los judíos en Portugal como allá en la India contra las diversas gentes, musulmanas y gentiles, que iban venciendo y sujetando.

Y a medida que al lado de la civilización supernaturalista que descansa sobre el poder de la oración y de las reliquias, nacía y crecía la civilización naturalista que descansa sobre el poder de los métodos y de las máquinas, mientras al mismo tiempo las naciones musulmanas quedaban rezagadas en la pura civilización religiosa, y sin venir a menos, sólo por quedarse hoy donde estaban ayer, venían siendo cada vez más impotentes contra la fuerza, la riqueza y la salud crecientes, de sus iguales de antaño, engrandecidas por las maravillosas revelaciones de la ciencia humana que han excedido en realidades a todas las fantasías de los cuentos orientales.

Según el mismo escritor, nuestras iglesias parroquiales se establecieron primitivamente en las fábricas musulmanas, escepción hecha de las tres sinagogas, en cuyos emplazamientos levantáronse las iglesias de Santa Cruz, Santa María de las Nieves y San Bartolomé. Empero: por lo que se refiere á las mezquitas ¿no hubo otras más en la ciudad que las citadas por Zúñiga?

Decapitaste á poco á Mohammad, tu nuevo rey; pero cuando habia entregado ya á Fernando III de Castilla la vecina Andújar y esa misma Baeza de que se habia hecho soberano, ¡Ay! ¡que se va acercando la hora de tu completa ruina! Ciudad de las ciudades musulmanas, Damasco del Occidente, segundo templo del Islam, vas á morir: el espíritu del Profeta va á abandonar para siempre tus mezquitas.

Pero aquella prosperidad acabó, y hubo muchas causas para que así sucediese: primero la devastadora furia con que pusieron fin al Califado cordobés las guerras intestinas de las razas musulmanas agolpadas en Andalucía; luego el crecimiento del poder castellano, que despues de la conquista de Toledo hizo de la tierra septentrional de Córdoba pais de frontera, y por consiguiente de molesto y peligroso vivir; luego causas generales que paulatinamente fueron predisponiendo la opinion nacional contra las poblaciones de origen islamita; por último la pésima administracion de la casa de Austria, que esquilmando á los pueblos para sostener descabelladas empresas militares y cegándoles al propio tiempo todas las fuentes de la pública riqueza, que era lo mismo que ordeñar la vaca sin darle pasto, abrumó á los montañeses de Córdoba con alcabalas y tributos que no bastaban á satisfacer sus ya escasos provechos.

Pero una religión desalentadora del esfuerzo personal para el mejoramiento de la condición personal es obstructiva o depresiva de la acción humana como un clima ingrato o enervante, y cuando concurren las dos circunstancias a la vez, su acción general es doble, como es el caso en las poblaciones musulmanas que habitan la zona tórrida en el viejo mundo, y el de las poblaciones católicas de la misma zona en el nuevo.

Pero a continuación figuraba una extensa lista de mandas, todas para hijos suyos que declaraba habidos con esclavas musulmanas o amigas judías, armenias y griegas que debían vegetar a aquellas horas, decrépitas y arrugadas, en algún puerto de Levante.

Creía hallarse ahora con el ojo arrimado a la rendija. El Canónigo no se había equivocado. De treinta a cuarenta moriscos, vestidos algunos con sus ropas musulmanas, deliberaban, sentados en rueda. Ramiro observó que el personaje de la daga guarnecida de piedras no se hallaba presente. La sarracena iba entretanto de diván en diván.