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En las islas de Eduard Pellew hay muchas, y más tarde pasaremos por ellas para completar el cargamento. Y, por otra parte arguyó Cornelio , si los salvajes vienen a molestarnos, nos defenderemos. ¡Bien, muchacho! le dijo, sonriendo, el Capitán . Eres un hombre valiente. Y yo no me quedaré atrás, y pelearé a tu lado dijo Hans, empinándose para parecer más alto.

Empinándose desde el vecino mar, como si quisieran ceñirle en un abrazo, le salpicaban las olas con su espuma. Y una libertad paradisial, una inmensa reciprocidad de confianzas, mantenían por dondequiera la animación de una fiesta inextinguible...

Y todos rugieron de entusiasmo, empinándose sobre la punta de los pies, queriendo pasar sobre los hombros del vecino, para saber quién era el vencedor.

Watson lo llevó aparte, y empinándose Cachafaz sobre la punta de sus pies, le dijo en voz baja: Es Manos Duras el que ha robado á la patroncita. Yo dónde la tiene. Acosado por las preguntas de Ricardo, fué explicándose. Ninguno de los tres hombres que se llevaron á Celinda era Manos Duras.

Así lo atestiguaban Isabel, Paquito y los demás, hablando confusa y atropelladamente, porque la indignación no les permitía expresarse con claridad. Disputábanse la palabra y se cogían a la tiita, empinándose sobre las puntas de los pies. Pero ¿dónde estaba el muy bribón? Jacinta vio aparecer su cara inteligente y socarrona. Cuando él la vio, quedose algo turbado, y se arrimó a la pared.

Así que, sin vacilar, sacó la baqueta del fusil y aproximándose y empinándose cuanto pudo le aplicó un par de palos en las piernas con toda su fuerza. D. Lesmes reprimió un grito y se dejó caer al suelo. El capitán le atizó con igual rabia otros tres estacazos en las espaldas sin proferir una voz.

Después, acercándose más á su amante y empinándose sobre la punta de los pies, le dió un beso claro y sonoro en la mejilla. Pedro la estrechó contra su corazón. Era la primera caricia que se hacían desde que salieron de casa. Poco trecho necesitaron andar para colocarse sobre el mismo corte de la Peña.

Calló un momento para mirar á un lado y á otro; y después, bajando la voz y empinándose sobre las puntas de los pies para estar más cerca del rostro de Celinda, dijo con la alegría de una comadre que puede chismorrear libremente: Sepa, lindura, que muchos van detrás de ella; pero ninguno es don Ricardo. Al pobre gringo le basta con quererla á usted, ramito de jazmín.

Penetró hasta la habitación del moribundo todo el que quiso. A nadie se puso obstáculo. Pero no pudieron todos cumplir su gusto, porque no cabían. Llenose enseguida el gabinete del conde de una muchedumbre abigarrada, personas decentes, menestrales, niños, todos empinándose para contemplar al prócer caído en la desgracia, y que ahora iba a caer en el oscuro seno de la muerte, en el eterno olvido.

Había pedido á la mujer de la taquilla un periódico, y empezó á examinarlo con precipitación, empinándose sobre la punta de los pies para recibir mejor la luz de una lámpara pendiente del techo. Al mismo tiempo hablaba entre dientes. Veamos.... Esta estúpida historia de la alsaciana deben darla en alguna parte. Un mal film de ocasión, hecho de recortes.