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Con ello estamos satisfechos, nuestros corazones se ensanchan, y cada día con más entusiasmo defenderemos lo que á todos nos es grato: la independencia de la patria. A petición de varios amigos hizo uso de la palabra el señor Manuel Gutiérrez Quirós, que brindó por el Ejército y por la República, á la cual desea ver grande y poderosa entre el concierto de los pueblos libres y civilizados.

Le defenderemos rectificó calurosamente el digno notario. Cuando Carlos volvió encontró a su madre adoptiva ligeramente preocupada. Una nube fugitiva que se ponía algunas veces en sus tranquilas facciones obscurecía el brillo de sus bellos ojos, tiernamente fijos en él y en los que se leía una vaga alarma. Una carta para ti dijo dándole un sobre blasonado. El joven la abrió y la leyó rápidamente.

En fin, ustedes son buenas personas y nadie puede desearles ningún mal; esas ideas son de familia y han ido de padres a hijos: el mismo camino que ha recorrido el abuelo lo sigue el nieto. Pero nosotros les defenderemos, no obstante, y después nos pronunciarán ustedes discursos sobre la paz eterna.

¡Ah! exclamó el Capitán . Si hubiéramos podido conservar la lantaca, no se acercarían seguramente esos pillos; pero ya que no la tenemos, nos defenderemos con los fusiles. A las diez, la costa estaba aún a doce o trece millas y el viento seguía aflojando. Se veían ya los árboles de la ribera y hacia el Este se distinguía una bahía espaciosa, que podía ser muy bien la boca de algún río.

¡Bautista! exclamó Martín . Corre a Hernani, busca gente y tráela. Nosotros nos defenderemos aquí un momento. Iré yo dijo Joshé Cracasch. Bueno, entonces deja el fusil y las municiones. Tiró el músico el fusil y la cartuchera y echó a correr, como alma que lleva el diablo. No me fío de ese músico simple murmuró Martín . Vete , Bautista. La lástima es que quede un arma inútil.

¡Y ahora se atreven a acusar de liviandad a la condesa! ¡Defenderemos su honor! ¡No permitiremos que se la insulte! EL CONDE. Esperad, barones. ¿Quién se atreve a acusar de liviandad a mi hija? ¿Y qué gentes son ésas, con traza y gesto de bandidos? VALDEMAR. Perdonad, conde, nuestra irrupción: buscamos al duque. Nadie pone en duda vuestra nobleza caballeresca, conde.

En las islas de Eduard Pellew hay muchas, y más tarde pasaremos por ellas para completar el cargamento. Y, por otra parte arguyó Cornelio , si los salvajes vienen a molestarnos, nos defenderemos. ¡Bien, muchacho! le dijo, sonriendo, el Capitán . Eres un hombre valiente. Y yo no me quedaré atrás, y pelearé a tu lado dijo Hans, empinándose para parecer más alto.

No dijo el contrabandista, a quien la reflexión de Hullin sobre las cuevas había impresionado ; no, si se piensa bien, no te falta razón. Juan Claudio, dispongo de varios hombres con buenas armas; defenderemos el Falkenstein, y si se presenta la ocasión de dar un balazo, así estaré más libre. Entonces, ¿es asunto concluido y perfectamente comprendido? preguntó Hullin. , ; comprendido.