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A eso de las siete, empezaron a prolongarse los desvanecimientos, luego pareció como que quisiera descansar; yo me acosté para aprovechar algunos momentos de reposo, que bien lo necesitaba después de tan continuos desvelos; a los pocos minutos me desperté al ruido de una violenta tempestad; corrí a escuchar junto a la puerta de la alcoba, no atreviéndome a abrir, por miedo de turbar el sueño a Susana; feliciteme de que la tempestad no la hubiese despertado; a las cuatro de la madrugada volví a escuchar otra vez; el mismo silencio e igual tranquilidad; hice entonces un poco de ruido para que alguien notara mi presencia y me preguntaran alguna cosa; así sucedió en efecto; una de las sirvientas se acercó a diciéndome: «Susana ha pasado la noche con la mayor tranquilidad, en este momento descansa y no necesita nada...» ¡Ah! triste de : ¡efectivamente que descansaba y no necesitaba de cuidados!

Oyendo lo cual, quedó don Quijote pasmado, porque en aquel instante se le vinieron a la memoria las infinitas aventuras semejantes a aquélla, de ventanas, rejas y jardines, músicas, requiebros y desvanecimientos que en los sus desvanecidos libros de caballerías había leído.

Los espasmos de las personas histéricas en los que la cicuta es el medicamento indicado, tienen su punto de partida en el útero, con presion en la garganta y sensacion de una bola que asciende del fondo del estómago, desvanecimientos que obligan á apoyarse en los objetos próximos, y mal humor.

Aplique usted una misa por mi intenciónNo fue posible a los Gonzalvo proseguir a España, porque ya hacia la mitad de la ruta se sintió Pilar presa de tales congojas y sudores, con tales desvanecimientos, arcadas y soponcios, que allí creyeron todos llegado el punto de su muerte; y aún tomaron por feliz suceso el que pudiesen llegar a París, siguiendo el consejo del doctor Duhamel, que les dejó entrever la esperanza de que acaso algunos días de descanso repusiesen las fuerzas de la enferma, consintiéndole emprender la vuelta a su patria.

El pulso lento, pausado y pequeño, en la fiebre gástrico-nerviosa; cuando las fuerzas vitales están como aniquiladas, las orinas escasas y oscuras; que hay vértigos y desvanecimientos con accesos de palpitaciones irregulares y tumultuosas, reclaman igualmente á la digital.

Estoy como aquel a quien se le ha caído una casa encima. Mi salud se resiente de todas estas cosas: dígale usted al Sr. Vélez de Rada que cuando me vea, ya no le voy a gustar... ahora mismo se me va la cabeza, y noto unos desvanecimientos muy fuertes. Adiós, Padre; aconséjeme usted, porque no lo que me pasa.

Tuvo delirios que le hacían gritar con el terror de la pesadilla, y cuando después de largos desvanecimientos desentornaba los ojos, veía a María de la Luz sentada junto a la cama, inclinando sobre él su cabeza, como si buscase en su aliento la llegada de la reacción vital que habla de salvarle. La convalecencia no fue larga. Una vez pasado el peligro, la herida se cicatrizó rápidamente.