United States or Seychelles ? Vote for the TOP Country of the Week !


Yo interpreté literalmente las palabras de la sirvienta y me acosté relativamente tranquila. Sin poder convencerme de la verdad llegué a creer que estaba orando por habérselo así pedido la enferma; pero Sofía y Alfonso me arrancaron amorosamente de la estancia, y desvaneciéndose mi estupor, comprendí entonces que todo había concluido.

Cuando entré en mi cuarto, mi madre, aun despierta, me preguntó desde la cama: ¿Te ha ocurrido algo? No, nada. ¿Te has mojado? No. ¿Pasa algo importante? No; mañana te to diré. Guardé en el cajón de la mesa, bajo llave, la carta que me había dado mi tío para Machín; luego me acosté; pero por más que quise dormir, no pude conseguirlo.

Le pagué lo que me dijo y me acosté. Seguía lloviendo; el agua azotaba los cristales, el viento silbaba furioso, dando unas notas de tiple extraordinarias. Me metí en la cama y me dormí al momento. Me desperté antes del amanecer con un sobresalto. Me asomé a la ventana; no llovía; me vestí rápidamente y bajé las escaleras.

Te daré bromas con él y reiré mucho, mucho; así me saldrá un poco de color en la cara. No quiero que mi desdicha sea una sombra en la felicidad tuya. Oigo ruido. Zoraida que se ha levantado." "1 a. m. "Me acosté delante de Zoraida, luego me finjí dormida. Ella misma apagó la luz, después de besarme en la frente. Me besó y se fue suspirando. ¡Qué buena es, qué íntima lástima me tiene!

Cuando vi el retrato me gustó tanto la niña, que por la calle le iba dando besos, y por la noche la acosté conmigo en mi cama. Estoy prendado de ella; mejor dicho, lo estuve estos días atrás, porque ya, habiendo discurrido sobre la necedad de prendarme de un retrato, me río de mismo y digo: «¡Si de carne y hueso encontraré tantas, a qué volverme loco por una pinturaPues no, Sr.

Pepe la había festejado bastante en los últimos días. Comenzó a inquietarse. Al fin, ella misma vino hacia él. No ha estado usted anoche en el Real. ¿Guarda usted la Cuaresma? ¡Oh, no! dijo riendo el joven . Es que me dolía un poco la cabeza y me acosté temprano. ¡Claro! ¿qué había de suceder? Por la tarde montaba usted un caballo que no cesaba de saltar.

A eso de las siete, empezaron a prolongarse los desvanecimientos, luego pareció como que quisiera descansar; yo me acosté para aprovechar algunos momentos de reposo, que bien lo necesitaba después de tan continuos desvelos; a los pocos minutos me desperté al ruido de una violenta tempestad; corrí a escuchar junto a la puerta de la alcoba, no atreviéndome a abrir, por miedo de turbar el sueño a Susana; feliciteme de que la tempestad no la hubiese despertado; a las cuatro de la madrugada volví a escuchar otra vez; el mismo silencio e igual tranquilidad; hice entonces un poco de ruido para que alguien notara mi presencia y me preguntaran alguna cosa; así sucedió en efecto; una de las sirvientas se acercó a diciéndome: «Susana ha pasado la noche con la mayor tranquilidad, en este momento descansa y no necesita nada...» ¡Ah! triste de : ¡efectivamente que descansaba y no necesitaba de cuidados!

Te estuve esperando... Se perdió el palco y me acosté de un humor. Fui a casa, a comer, con propósito de venir temprano. ¡Qué si quieres! Hizo la maldita casualidad que, contra lo habitual, no tuviésemos más convidado que mi suegra. ¡Lagarto, lagarto! ; estuvimos en familia. Luego se marchó la buena señora, mis hijas se fueron a vestir para ir al teatro y me quedé solo con mi mujer.

Poco tiempo después, encerrado yo en mi cuarto, paseábame a lo largo de él intentando pensar en muchas cosas sin llegar a pensar con fundamento en nada, no si porque realmente no quería, o porque no podía pensar de otra manera. Con esta oscuridad en mi cerebro y el continuo zumbar del río en su cañada, acabé por sentirme amodorrado, y me acosté.

Saltó del coche precipitadamente, salió con la misma velocidad de la estación y montó en el landau que le aguardaba fuera. En nada nos ha perjudicado usted. Hemos hecho el viaje más divertido que os podéis imaginar. El carretero tendió una manta y yo me acosté sobre ella. Este iba en pie mirando el paisaje y contándome todo lo que miraba.