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Yo tomaba lo que estos hombres y estas mujeres me vendían a beneficio de inventario, y ponía en cuenta corriente sus sacrificios frente a mi dinero. Lo que significa que descubrí otra verdad que se contiene en los siguientes versos: Pues el amor y la amistad se venden, lo que hay que procurarse es el dinero.

Venía de completar mi educacion despues de largos viajes por Grecia, Asiria y Persia y me retiraba á mi patria para vivir en ella hasta que Thot me llamase delante de su terrible tribunal. Mas por desgracia mía, al pasar por Babilonia descubrí un terrible secreto, el secreto del falso Smerdis que usurpaba el poder, el temerario mago Gaumata que gobernaba merced á una impostura.

Estos vestigios de una morada antigua de la raza indígena, que descubrí enterrados como cinco varas mas abajo del terreno actual, sobre el cual se alzan hoy en dia árboles corpulentos y que cuentan muchos siglos, dióme un seguro testimonio de que la existencia de toda aquella arena menuda ó de esa arcilla hornaguera debia ser posterior al establecimiento del hombre en aquellos lugares; siéndome permitido por lo tanto, considerar con evidencia esas capas de aluvion como enteramente análogas á las capas formadas por los fenómenos todavía existentes.

Un subcoro de «no, no», por parte de las muchachas, y un «venga el santo y seña» por la del teniente de navío, Coxe, de la corbeta de guerra de los Estados Unidos, El Terror, sirvieron de contestación. «Llamad y se os abrirá». Y cuando descubrí lo errado de mi camino y la preciosidad de la gracia continuó el señor Tomás, vine a darla a mi querido vástago. Busqué por mar y por tierra sin desmayar.

-Bien puede ser eso -replicó Ricote-, pero yo , Sancho, que no tocaron a mi encierro, porque yo no les descubrí dónde estaba, temeroso de algún desmán; y así, si , Sancho, quieres venir conmigo y ayudarme a sacarlo y a encubrirlo, yo te daré docientos escudos, con que podrás remediar tus necesidades, que ya sabes que yo que las tienes muchas.

Pensé, no sin complacencia, en el cuadro encantador que debían ofrecer aquellas dos hermosas criaturas y desde aquel momento se apoderó de la curiosidad malsana de poseer á Juana. Las espié y pronto adquirí la evidencia de sus tratos, pues descubrí sus costumbres y sus horas de cita. En sus relaciones había extraños refinamientos de vicio, en los que se descubría la imaginación ardiente de Lea.

Y aclaróseme tanto en materia de ser pobre, que me confesó, a media legua que anduvimos, que si no le hacía merced de dejarle subir en el borrico un rato no le era posible pasar adelante, por ir cansado de caminar con las bragas en los puños; y movido a compasión, me apeé, y como él no podía soltar las calzas, húbele yo de subir. Y espantóme lo que descubrí en el tocamiento, porque por la parte de atrás, que cubría la capa, traía las cuchilladas con entretelas de nalga pura.

¿Luego se casa Sorege? dijo Jacobo pensativo... Y con una americana... rica, sin duda... Enormemente rica. Su padre es el rey de la ganadería. Una especie de pastor archimillonario; un Labán del que Sorege quiere ser el Jacobo. Ha estado ya con él á inspeccionar sus rebaños en el Far-West, el año pasado. En ese viaje descubrí su complicidad con Lea. ¿Y cómo es su prometida? ¡Ah! ¿Eso te interesa?

No me paré a preguntarles la razón de su loca alegría, porque mi prisa arreciaba como un ciclón. Mi prisa por arrancarle los ojos a Tucker, ¡el miserable! era tal, que recorrí muchas veces aquella dilatadísima ciudad de punta a punta. ¡Por fin!... Por fin descubrí en la puerta de una casa de dos pisos una tablilla de cobre que decía: TUCKER Aquí vive me dije inmediatamente. Y traté de pararme.

Después de algunos otros gritos descubrí al vigilante y le referí mi extraña aventura. Acercó a mi espalda su linterna sorda y exclamó: ¡Es indudable, señor; le han dado una puñalada! ¿Qué clase de hombre era? No lo pude ver bien ninguna vez fue mi torpe contestación. Se mantuvo siempre a buena distancia, y únicamente se aproximó en un punto demasiado obscuro para poder distinguir sus facciones.