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Y aclaróseme tanto en materia de ser pobre , que me confesó, a media legua que anduvimos, que si no le hacía merced de dejarle subir en el borrico un rato, no le era posible pasar a la corte, por ir cansado de caminar con las bragas en los puños. Y movido a compasión, me apeé; y como él no podía sacar las calzas, húbele yo de subir.

Caminamos hasta llegar á los indios Paresis, semejantes, en lengua y otras cosas, á los Xarayes, y anduvimos continuamente ocho dias, de dia y de noche, con la agua hasta las rodillas, y á veces hasta la cintura, sin poder salir de ella.

Desde aquí anduvimos en un mes 100 leguas, hasta dar en Scheverveba, pueblo en que descansamos tres dias; pero tan descaidos y flacos del viage y falta de comida, que nunca teniamos en abundancia sino miel.

Anduvimos más, y al principio de la fachada de otro edificio, ayudado por cuatro tubos de gas que la decoraban, volví á leer Champeaux, y más adelante, en letras mayores, restaurant Champeaux, y en el otro extremo, Champeaux, y muy abajo, casi rayando con la acera, restaurant Champeaux.

Hállase al lado del N una rancheria despoblada: paramos con una hora de sol al lado del S, en el sitio que llaman el Paso de los Guaycurús: anduvimos este dia 16 leguas: la sonda de mas de 3 varas lo menos. Dia 14, salimos al amanecer: á la legua de camino al lado del N, encontramos un madrejon que le administra agua al rio.

A las seis de la mañana continuamos la marcha por parte del N de las sierras, y en distancia de una legua, para ir viendo su figura y demas circunstancias. A las doce paramos en un arroyo de poca y mala agua, el que sale de las sierras: anduvimos 10 leguas por el rumbo del NO cuarto O, cuya distancia es, subiendo y bajando unas grandes y suaves lomas, pero su repecho cansa la caballada.

Resistiéndose todavía Neluco a ampliar los escasos informes que me había dado por el camino sobre la persona a quien íbamos a visitar, anduvimos por lo llano un corto trecho, y llegamos, no a la torre, sino a la trasera de un cuerpo del edificio que se unía a ella por el muro de una portalada.

Por allí anduvimos á la ventura durante tres cuartos de hora, atravesando calles y callejuelas, como para ver si notábamos esa especie de gusto clásico que debe reinar en unos lugares donde manda la ciencia. Efectivamente, hay aquí algo de la vida revuelta del estudiante, y del silencio austero del aula.

Los pequeños lo calculan muy bien todo cuando se atreven á insultar la misma grandeza á cuyos pies solían arrastrarse miserablemente..... El Emperador se hizo, pues, el desentendido, y devoró en silencio, como una penitencia, aquellas mortificaciones de su orgullo. Conque decía que nosotros anduvimos á campo travieso la última media legua que nos separaba de Yuste.

Desde este paso se rectificó la demarcacion de los Manantiales, y se demarcó la posta ó estancia de Francisco Antonio, cuyo camino habiamos de seguir al O 16° NO. Del Arroyo de Pavon nos dirigimos á la posta ya expresada, y anduvimos 7 leguas de buen camino, al rumbo ya citado.