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Esta situación me impone también deberes, el primero de los cuales sería hacer los honores fúnebres a la difunta y acompañarla decentemente al cementerio... Ahora bien, mire usted, hijo mío, estas piernas llenas de cataplasmas... ¡Bonita facha de heredero para escoltar hasta la última morada a aquella noble señorita!

Algunas afecciones locales reumáticas ó flegmásicas exigen aplicaciones de compresas empapadas en una mezcla de 4 á 6 gotas de la tintura por vaso de agua pura, ó una aplicacion de la pulpa de la raiz de brionia mezclada con el salvado ó harina de linaza. Pero la solucion que designamos es un poco superior á las cataplasmas, aun las compuestas con la pulpa. § I. Historia.

El otro día le vi en la calle y me dejó pasmado: está cada día más joven... Ya le dije yo: «Don Baltasar, la buena conducta obra milagros». Porque su señor padre, quiero que usted lo sepa, siempre pisó derecho... es verdad, y si todos hubiesen seguido su ejemplo cuando jóvenes, no andarían tantos por ahí hechos verdaderas cataplasmas...

Remedios del momento; cataplasmas que de nada sirven al enfermo, pues al poco tiempo se restablece el fatal equilibrio, aumentándose el precio de los productos, y el trabajador, con más dinero en la mano, se ve tan necesitado como antes. Son cambios de postura, creyendo engañar con ellos á la enfermedad.

Muy frecuentemente las cataplasmas pueden ser reemplazadas por compresas humedecidas incesantemente con agua templada ó fria, ó de una solucion del medicamento dado al interior. Se puede tambien en algunos casos recurrir á la accion de ciertas aplicaciones que por la rubefaccion cutánea que producen, pueden ayudar á la medicacion interna y regularizar la reaccion.....

Y si tenía un arte especial para poner cataplasmas á las calles, no era mejor su aptitud para echarse á cuestas enormes resmas de papel, que allá en su fuero interno consideraba como el alimento, pienso ó forraje de la máquina.

Pido disculpa al señor ministro por la irreverencia, pero cúmpleme repetirlo: su aire era el de un boticario, acostumbrado a lidiar con potingues y menjurges, y así eran los emplastos de sus decretos y las cataplasmas de sus discursos; o si no, también, el de un sacristán, hecho a soliviar los cepillos de su iglesia, y así usaba las uñas largas; pero, ¿el de un ministro? nequaquam.

Pero de esto hablaremos otra vez, porque hay cosas que se me ocurren cuando aplico cataplasmas o pongo sanguijuelas o alguna otra tarea parecida, cosas en que sería incapaz de pensar si estuviera tranquilamente sentada.

Mas sea por esta razon ó por cualquiera otra, es un hecho notable el abandono casi universal que se hace poco á poco de un gran número de medicamentos, y la facilidad con que se limita á paliativos en una multitud de males que se ha renunciado á curar, y á los cuales no se opone mas que la paciencia, si las cataplasmas, los baños é infusiones molestan por su inutilidad. ¿Estará el hombre destinado á padecer esa multitud de enfermedades crónicas, sin haber recibido del Creador la inteligencia para buscar los medios de curarlas? ¡No ciertamente! y si el práctico despues de haber comprendido la importancia de nuestros estudios para cada medicamento, quiere completarles mas con las colecciones especiales de patogenesias sirviéndose al efecto de nuestras indicaciones, bien pronto tendrá la satisfaccion de reconocer que dispone de una multitud de medios eficaces, no solo contra las enfermedades agudas y crónicas que ha convenido tratar, sino tambien contra esa multitud de males que se ha renunciado á combatirles, y cuya rebeldía y formas incesantemente variadas, le conducen en su despecho á acusar de incompleta la materia médica de nuestros dias.

Pues no hay más remedió, Manín, tienes que llamar al mélico. Que no, señor cura, que no quiero yerbatos ni cataplasmas. Que , Manín, si no lo llamas lo llamo yo. En fin, después de mucho gravitar, aunque yo tiraba siempre pa atrás, allá vino don Rafael, el mélico de las minas. Me mandó quitar hasta la camisa y me tumbó de espaldas sobre la masera.