United States or Ireland ? Vote for the TOP Country of the Week !


La añoranza no es en tales casos más que el movimiento un poco más rudo de esos hilos invisibles anudados en las profundidades del corazón y del alma, cuya extrema tensión hace sufrir.

Semejante ilusión mi mente crea cuando en la imperial calma de la tarde que muere lentamente, cual la luz de una llama, yo dejo en libertad mi pensamiento que forja una añoranza; sueño estar a tu lado, y es mi anhelo y son mi dicha y mi alegría tantas que con amor te llamo como un loco buscando a la mujer que yo soñara en un rato de ciego desvarío, que con fervor pensaba, recordando en el brillo de tus ojos cual fulgor de alborada...

Presa en la red del propio bien perdido: serás un ave, enferma de añoranza, que va a volar cuando la noche avanza, en dirección al solitario nido... Si están ahitos de llorar tus ojos, y en otros días te causara enojos, la era de paz y de perdón se inicie. ¡Oh, qué mejor que tras la despedida, seamos como el agua, en dos partida, que se torna a juntar en la planicie!

Todo aquello revivía en mi memoria con sorprendente lucidez; pero causándome una emoción muy diversa de la que me producía cuando ella estaba presente, algo así como una añoranza que me era grato acariciar, dulce recuerdo de cosas amables que ya no estaban allí.

La explicaba cómo una serie de transiciones invencibles me había conducido poco a poco desde la indiferencia a la atracción, del temor al vasallaje, de la añoranza en la ausencia a la necesidad de no separarme nunca de ella, de la visión de que iba a perderla a la certidumbre de que la adoraba, del afán por su tranquilidad a la mentira, en fin, de la voluntad de callar siempre al afán irresistible de confesárselo todo y de pedirle perdón después.

Santo estandarte de lo honrado, donde vive la divina poesía de la tétrica tragedia del vivir. ¡Vaso hondo del sentir! ¡Corazón que es una mezcla de tristeza y de alegría! Que es color, canto, fragancia, clamor, risa, luz, suspiro, movimiento, danza, giro, simpatía y añoranza.

Y al fin la dijo mi íntimo secreto, tras la prisión de un antifaz discreto, la pena delatora de mis ojos. Como va al sol la inquieta mariposa para besarle en su febril intento, constante iba mi inquieto pensamiento tras la esquiva figura de mi hermosa. El tierno hechizo de su faz radiosa me sonreía en mi amargo aislamiento, añoranza celeste que al momento remozaba mi vida tumultuosa.

Cuando al salir de la casa de un amigo en que ha oído voces infantiles y risas de juventud, vuelve a su triste cuarto de soltero, siéntese lleno de añoranza por lo pasado y de inquietud por lo porvenir, pensando en la rapidez con que pasan los años, en la época cada vez más cercana del retiro, en las prosaicas miserias y los asquerosos servilismos que turban el ocaso de la vida de un solterón.

Una aprensión, quizás una añoranza, algo sólo apreciable en los efectos, comenzaba a interponerse entre nosotros como síntoma primero de desilusión. Nada en concreto, sólo un conjunto de discordancias, de desigualdades, de diferencias, que la transfiguraban de cierta manera, y le prestaban el singular encanto de las cosas que el tiempo o la razón nos disputan y que se van.