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ATÚN ASADO. Se prepara y limpia como el anterior y se pone a asar en aceite muy caliente y cebolla, y, si se quiere, se le agregan patatas moldeadas. ATÚN GUISADO. Limpio y sazonado como los anteriores, se fríe envuelto en harina, se dora bien, se dora cebolla, y se le echa caldo, pimiento molido, se deja hervir un rato y se pasa la salsa.

MEZCLA DE ENSALADA. Háganse con lechuga, ruedecitas de pepino, atún en escabeche y huevos duros partidos en ruedecitas, y sírvase con aceite y vinagre. PUNTAS DE ESPÁRRAGOS. Cocidas las puntas de espárragos se componen con aceite y vinagre, mezclándoles rajitas de huevo duro.

ATÚN CON TOMATE. Se toma un buen trozo de atún, se limpia y pone a cocer con agua y sal; después se pone en agua fría, y en aceite caliente se fríe, se fríe cebolla, se echa salsa de tomate; cuando está casi hecho se le agregan tiritas de pimiento. BONITO CON TOMATE. Después de limpios se toman trozos regulares y se pasan por aceite muy caliente, colocándolos en una cacerola.

Taraquito, igual al bonito de España. Atún, abunda en aquellos mares, por más que no sabemos el nombre con que lo distinguen en Filipinas. Mugil, de regular tamaño y sabrosa carne.

Reales Lengua de vaca y codillo. 35 Tocino para las ollas. 125 Queso de Alentejo. 1.608 Azucar. 38 Arina. 112 Grajea. 210 Leche. 58 Bizcochos. 4 Manteca de Flandes para almorzar los ingleses. 180 Naranjas y limones. 46 Avellanas y almendras. 264 Atun. 14 Miel. 96 Anis preparado. 14 Melones. 2.380 Arenques. 614

Entre las casas de a lo largo del muelle de Cay luce, antes, como ahora, había algunos almacenes de carbón, y una fila de tabernas en donde los pescadores se reunían y se reúnen a beber y a discutir, y que destilaban, sobre todo los domingos, por su única puerta, una tufarada de sardina frita, de atún guisado con cebolla, y de música de acordeones.

Ahora dijo alegremente tomemos un bocado. Compadre, trae el capazo. Ya se presentará la pesca cuando ella quiera. Para cada uno un enorme mendrugo y una cebolla cruda, machacada a puñetazos sobre la borda. El viento soplaba fuerte y la barca cabeceaba rudamente sobre las olas de larga y profunda ondulación. ¡Pae! gritó Antoñico desde la proa , ¡un pez grande, mu grande!... ¡Un atún!

El atún, cordero juguetón de sus praderas azules, saltaba sobre la superficie ó pasaba en rebaño bajo el lomo de las olas. El hombre le tendía la trampa de sus almadrabas en las costas de España y de Francia, en Cerdeña, el estrecho de Mesina y las aguas del Adriático. Pero esta carnicería apenas aclaraba sus compactos escuadrones.

Rodaron por la popa las cebollas y el pan, y los dos hombres asomáronse a la borda. , era un atún; pero enorme, ventrudo, poderoso, arrastrando casi a flor de agua su negro lomo de terciopelo; el solitario tal vez de que tanto hablaban los pescadores.

Había llegado a los diez y nueve años, hambriento y casi desnudo como un salvaje, durmiendo en la torcida barraca donde gemía y rezaba su abuela, inmóvil por el reuma: de día ayudaba a botar las barcas, descargaba cestas de pescado, o iba de parásito en las lanchas que perseguían al atún y la sardina, para llevar a casa un puñado de pesca menuda.