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Ese hombre os alega que ha trabajado cuarenta años en el interior de una mina, sin ser herido en un solo accidente, como el motivo por el que no debe temer ningún peligro, bien que el techo de la mina comience a ceder; y se observa a menudo que cuanto más vive un hombre, más difícil le es conservar una firme creencia en la idea de su muerte.

Señora contestó el Comendador: si no creyese que cumplo un deber imperioso viniendo hasta aquí, no hubiera venido. Cuando penetro furtivamente en esta sala, es porque tengo razones suficientes para ello. ¿Qué razones alega V. para venir á turbar mi reposo? El interés que me inspira un ser á quien me une estrechísimo lazo.

De la ciudad, por ejemplo, se le pedían franquicias más o menos latas para el comercio o la navegación, a título de no qué méritos contraídos por la plaza en determinadas crisis políticas... o meteorológicas, pues cuando se trata de pedir, toda razón se alega por motivo justo: del distrito le exigían carreteras o canales; y tal cual elector, porque había perdido la cosecha, por obra de no qué plaga, pretendía que se le perdonara la contribución de aquel año, amén de dársele grano para la nueva siembra, y de declarar desde luego exento del servicio militar a un su hijo que debía entrar en el sorteo próximo.

¿Por qué tal decaimiento en una ciudad que fué la lujosa corte de los duques de Borgoña, como condes de Flándes, que fué el centro y depósito de las artes y del comercio del mundo desde el siglo XIV hasta fines del XVI, y en cuyo seno prosperaron tantas industrias y vivieron los nobles y ciudadanos con extraordinario lujo?... Se alega que Ambéres ha rivalizado á Brujas en el movimiento comercial, que Flándes ha perdido su antigua Corte, y que otros pueblos han reemplazado al flamenco en importantes industrias que ántes alimentaban su comercio.

Basta ya por hoy. Otro día hablaré de otras razones menos disparatadas que alega el señor Merchán en favor de la guerra de Cuba. Ciencia exacta es la estadística. Yo no lo niego. Lo único que me atreveré á decir es que siempre que de estadística se trata, acude á mi memoria este cuentecillo.

Eche usted más jierro repite varias veces el galán, y el confitero va echando casi todas las pesas. Pero siempre la muchacha, llena de exquisita delicadeza, y con los más modestos remilgos, alega la dificultad que hay en trasladar a casa tanta balumba y pesadumbre de confites, y asegura que no se los podrá comer en una o dos semanas, y que se pondrán agrios, secos o rancios.

Ciertamente, no son exactos todos los que alega; pero este defecto parcial, y excusable, por ser comun

Se alega la excusa de que no se ha dicho que el espacio fuera el sensorio de Dios, sino como su sensorio. Parece que lo uno es tan poco conveniente é inteligible como lo otro.................................. Si Dios siente lo que pasa en el mundo por medio de un sensorio, parece que las cosas obran sobre él, y que es como concebimos el alma del mundo.

Tal vez hay mucho de chiste y de broma en cuanto se alega en favor de las corridas de toros en el precioso libro del señor conde de las Navas. Tal vez en el bellísimo prólogo del mencionado libro, escrito por D. Luis Carmena y Millán, cuya autoridad en tauromaquia es indiscutible y casi infalible, se trasluzca también algo de burla y de ironía.

Un portugues mulato marinero, Con otros tres grumetes y un soldado, Huyeron por la isla; mas empero El piloto mayor cuatro ha hallado: Entre ellos el mulato es el primero, Que alega ser de grados ordenado. A muerte les condenan, mas la muerte Previénele primero por su suerte.