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Defiéndese en ella con agudeza, contra Terencianos y Plautistas, la forma dramática nacional, exponiéndose teorías no comunes en aquella época, puesto que se dice que aquéllos condenan, por regla general, todas las comedias escritas y representadas en España, alegando sus razones, y entre ellas, la de que si el drama debe ser el espejo de la vida humana, ¿cómo ha de permitirse que un personaje nazca en la primera jornada y aparezca ya hombre hecho en la segunda? .

Esta doctrina, añade, es la condenación del hombre y de su actividad, de su voluntad, de la fuerza íntima que constituye su vida. Condenando al hombre, los protestantes condenan el mundo: transfiguran la realidad y conducen á los abismos de la esclavitud trascendente.

Entre las muchas razones que condenan como un grave mal la institucion de las aduanas, no es de poca monta el hecho curioso de la contradiccion flagrante en que puede hallarse esa institucion con las leyes y costumbres políticas de un pueblo.

Fácil es comprender que la completa division del trabajo, la sobriedad y moralidad que les inspira el calvinismo, la tenaz laboriosidad á que los condenan las condiciones del suelo, la emulacion inteligente que la libertad engendra, y los hábitos de fraternidad que imperan en las costumbres, han debido poner á los Suizos en capacidad de producir bien y barato, á pesar de las distancias que los separan de los mares y las numerosas aduanas ó fronteras que su comercio tiene que salvar.

Las apariencias me condenan. Yo me resigno y perdono a los que me acusan. Perdónalos también, pero no los creas. , que me conoces de toda la vida; , que sabes con qué pureza de afecto, con qué ternura de hermana te he querido y te quiero aún, no debes, no puedes creer esas infamias; pues qué, ¿no comprendes que yo soy capaz de querer a don Paco por el mismo estilo que a ti te quiero?

No es de poca consideracion el empeño con que las Santas Escrituras condenan la idolatría, y enseñan á reconocer y adorar un solo Dios, para entender que así como el culto de muchos Dioses nació de la ignorancia y malicia de los hombres, el conocimiento y adoracion de un solo Dios verdadero, Hacedor de todas las cosas, viene del Cielo. Ley Natur.

Preséntase á esta sazón el príncipe Dagoberto; acusa á la princesa de tener relaciones ilícitas con un caballero de la corte, y pretende sostener con las armas la verdad de su dicho. Suspéndense, por tanto, las nupcias; llevan á la cárcel á Rocamira y la condenan á muerte, á no aparecer un caballero que defienda su inocencia, y la pruebe venciendo al acusador en la lucha.

Don Fadrique López de Mendoza no era de los que condenan todo lo que se hace cuando no se les consulta. Halló bien lo hecho por su maestro, y lo aplaudió. Hasta la turbación y mutismo final del fraile le parecieron convenientes, porque no habían traído compromiso, porque no se había soltado prenda. Ya hemos dicho que el Comendador era optimista por filosofía y alegre por naturaleza.

Los otros dos grumetes que quedaron, Por ser con el mulato en la huida, Y haber ya confesado la intentaron, Estando ya su causa fenecida, A muerte les condenan; y apelaron, Llam

¿Qué se hace? ¡Qué poco meditan sobre esto los legisladores que condenan al escritor, como se condena al malhechor ó al vago! ¡Ay! La tierra que pisa ese hombre, el palmo de tierra donde pone su planta, esa piedad que debe á la creacion, está mojada de su sudor y de su sangre. ¿Quereis que á eso se junte la argolla del presidio? ¿Tambien ha de comer la vitualla en el patio inmundo de una cárcel?