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Actualizado: 15 de julio de 2025


Bajaba los ojos, fruncía la boca, como era de rigor, con un gesto de virtuoso desprecio, cual si bailase contra su voluntad, y así giraba y giraba, trazando en sus evoluciones sobre el suelo grandes números ochos. El bailarín era el hombre.

Así es que, en casi todos los idiomas antiguos y modernos, la palabra bondad, apartada de su sentido recto, significa simpleza, como dabbenaggine en italiano, euetheia en griego, bonhomie en francés, etc., etc. Pero como la virtud es y debe ser también superior a la vanagloria, el virtuoso, no sólo debe serlo aún a trueque de ser pobre, sino a trueque de pasar por un solemne majadero.

, la moralidad de las acciones, no es un negocio de cálculo: el virtuoso alcanza premio; puede tambien desear este premio; mas para que el acto sea virtuoso, se necesita algo mas que la combinacion para alcanzarle; es preciso que hallemos algo que haga el acto meritorio del premio; y ni siquiera concebimos que pueda estarle reservado el premio á ningun acto, sino porque en mismo es meritorio.

Y con el impudor tranquilo del virtuoso que todo lo deja en casa, calculaba las fechas de sus viajes por la edad de sus ocho hijos: «Este fué á la vuelta de Filipinas... Este otro, después que hice el cabotaje en el golfo de California...»

Alonso de Sevilla para que se les concediese un pedazo de terreno que querían aumentar al que les había dado el virtuoso caballero Luís de Monsalve en el cual iba á ser edificada la ermita de San Onofre «donde está la cruz en el camino que viene de la Rinconada

En sus días se hizo la fundación del convento de Monjas descalzas de Santa Teresa, en cuya fábrica gastó mas de 40,000 escudos, y al regreso de su primera diputación del Reino se trajo de Zaragoza, en 1660, las Madres fundadoras que salieron del convento de aquella ciudad, conocido con el nombre de su fundador Diego Fecét, con el vulgar de las Fecetas, debiéndose a su piedad este virtuoso establecimiento, que desde entonces ha estado sujeto a la jurisdicción de los Obispos: murió en Zaragoza el 18 de Junio de 1672.

Yo me había engañado hasta aquí, creyendo firme la vocación de Luisito, y me lisonjeaba de dar en él a la Iglesia de Dios un sacerdote sabio, virtuoso y ejemplar; pero las cartas referidas han venido a destruir mis ilusiones. Luisito se muestra en ellas más poeta que verdadero varón piadoso, y la viuda, que ha de ser de la piel de Barrabás, le rendirá con poco que haga.

La conversación, general o limitada a pequeños grupos, versaba sobre todo aquello que sin ofensa podía decirse ante una niña como Josefina y un clérigo como Lázaro; pues si ella contenía la libre lengua cortesana con su aspecto de pureza, bien se echaba de ver que el cura era un cura digno de sentarse donde cualquier grande o virtuoso se sentara.

Los derechos políticos, la civilización autonómica, nunca producirán entre ellos más que envidias y escisiones, hambre y desesperación. Ser pobre y honrado es la mayor de las virtudes; y el pueblo, para ser virtuoso, necesita, antes que derechos y títulos pomposos que le ensoberbezcan, pan que le alimente y fe que le resigne al trabajo.

Arrancad del alma del hombre ese llamamiento indefinible, esa última y suprema expresion de la vida, esa prodigiosísima escala de Jacob que une la tierra al cielo; esa escala por donde subimos á la cúspide de todo lo creado; esa cúspide desde la cual comprendemos y miramos á Dios; arrancad eso de la humanidad, y Babilonia no tendrá su Semíramis, ni el pueblo Israelita su Moisés, ni la India su Budda, ni la China su gran Confucio, ni la Persia su venerable Zoroastro; quitad eso, y Leonidas no acude á las Termópilas, ni corre Temístocles á Salamina, ni el noble y virtuoso Arístides se hace eterno en Platea, ni el humilde poeta Simónides, solo, con la frente caida y los ojos húmedos, escribe en el campo, sobre una piedra tosca, las siguientes palabras que oyó temblando toda la tierra: caminante, ve á decir á Esparta, que hemos muerto aquí por obedecer sus santas leyes: quitad eso, expulsad ese huésped del mundo, y la Italia latina no tendrá un Scébola en la tienda de Pórcena, ni un Scipion en Africa, ni un Ciceron en la tribuna, ni un Régulo en el Senado, ni un Julio César en todas partes.

Palabra del Dia

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