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Actualizado: 5 de julio de 2025


Ves esos individuos, ¿qué hacen? pasar el tiempo lo mejor posible. ¿Ves aquel que lleva una esportilla? ¿qué ha hecho en la media hora que llevamos aquí? casi nada. ¿Qué ha hecho aquel otro que tiene por toda herramienta de trabajo una caña afilada? remover dos puñados de tierra y levantar un poco de polvo. ¿En qué se han ocupado aquellos otros, que no tienen herramienta alguna? en extender con los pies un poco de arena. ¿Es esto trabajo, es esto beneficio?

Eso es; así me gusta: súbeme todo lo que puedas. Mira, allí a lo lejos se alcanza a ver una casa que ha de ser muy grande: ¿ves cómo brilla a los rayos del sol, cual si fuese de plata, y a su lado hay otra y otra, muchas, muchísimas casas? Sin duda aquello es lo que llaman una ciudad. Eso, eso es lo que yo deseo ver. Gracias a Dios que encuentro lo que me gusta.

Déjame primero compartir tus trabajos y después tu triunfo. SIDARTA. No puede ser. Debo partir solo. GOPA. Mi corazón se deshace de dolor; pero me resigno devotamente. ¿Y cuándo, bien mío, ha de ser tu partida? SIDARTA. En el instante, ¡oh hermosa nieta de Iksvacú! Estamos en la mitad de la noche. Mira al claro cielo. ¿Ves aquella luz que brilla en Oriente?

No sabéis lo que decís, Bettina, y contáis a estos señores cosas que no pueden interesarles. ¡Oh! dispensad, señora dijo el cura. En toda la comarca no se trata por el momento más que de la venta de este castillo, y la narración de la señorita nos interesa mucho. Ves, Zuzie, mi historia interesa mucho al señor cura. Continúo, pues. Salimos a caballo, volvimos a las siete, nada.

En fin, hija, acuestate, para que descanses de toda esa monserga... Es preciso oír con paciencia todo lo que Pez nos quiera contar, porque... ya ves lo que dice. Somos su paño de lágrimas, y aquí viene el pobre a desahogar sus penas. Hizo al fin Rosalía lo que su esposo le ordenaba.

No tengas cuidado: sigue, que no te pasará nada... Iré hablando para que camines en dirección de la voz... Si quieres que te la mano, te la daré... ¿No?..., bueno, no te quedes atrás... Dentro de muy poco tiempo empezarás a bajar..., pero es una pendiente suave... ¿Lo ves?... No te quejarás del suelo..., aunque uno se cayese no se haría mucho daño... No tardaremos en ver luz... Ten cuidado... inclínate a la derecha, que el camino hace ahora una revuelta... ¡Ea, ya tenemos claridad!

Debe ser por Marzo pensó Fortunata ; pero para ti estaba... Ya me pondré yo en salvo. Mátate , si quieres, que yo tengo que vivir para criarlo, ¡y voy a ser tan feliz con él...! Va a ser el consuelo de mi vida. Para eso lo tengo, y para eso me lo ha dado Dios... ¿Ves cómo me salí con mi idea?... Mi hijo es una nueva vida para .

Un marido un poco calavera, algo donjuanesco, un poco embrollón en sus justificaciones, tiene para ellas una seducción misteriosa. Son imaginaciones perturbadas, una manera de ser que no se vence con la educación ni con ninguna pedagogía. Ya ves que para una de éstas no serías un modelo, aunque para lo eres, que es lo principal.

Si quieres seguirle por la derecha, porque te jale lo mundano, le sigues; y si te contentas con menos, le cruzas; y no apartándote de la vera del río, en un dos por tres darás con los jocicos en la mar... Mira, hombre, aquí donde me ves y con los años que tengo, no llegan a cuatro las veces que he estado en Santander. La primera con tu tía, recién casado con ella.

¡Qué barbaridad! exclamó asustado, abriendo los ojos desmesuradamente. La dama le miró algunos segundos fijamente, con expresión escrutadora, maliciosa. Luego, soltando una sonora carcajada, exclamó: ¿Lo ves, infeliz, lo ves?... eres un señorito madrileño, un socio del Club de los Salvajes.... Ni yo, ni mujer ninguna te harían cambiar el frac y el chaleco blanco por el uniforme de presidiario.

Palabra del Dia

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