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Actualizado: 20 de julio de 2025


21 Y ellos tornaron y se fueron; y pusieron los niños, y el ganado y el bagaje, delante de . 24 Y él respondió: Mis dioses que yo hice, que lleváis juntamente con el sacerdote, y os vais; ¿qué más me queda? ¿Y a qué propósito me decís: Qué tienes?

Quedóse profundamente pensativo Quevedo como si hubiese sentido la mirada del bufón en lo más recóndito de su alma, y luego levantó la cabeza, y fijó en Manolillo una mirada profundamente grave y dominadora. Dios sabe á dónde vais vos, á dónde voy yo dijo ; pero si me conocéis tanto como decís, saber debéis que, como me cuesta el andar mucha fatiga, nunca doy pasos en vano.

¡Bravo recibimiento me hacéis! dijo el duque, á quien de antiguo no imponía espanto el peligro ; contaba con resistencia, porque os conozco bien; pero no creía que me presentáseis batalla. Si no os vais, os mato dijo la duquesa con la voz más serena y más sonora del mundo. Habéis de ser mía dijo el duque, y se fué. La duquesa desarmó el pistolete, y se acostó como si tal cosa.

A lo que el duque dijo: -Sancho amigo, la ínsula que yo os he prometido no es movible ni fugitiva: raíces tiene tan hondas, echadas en los abismos de la tierra, que no la arrancarán ni mudarán de donde está a tres tirones; y, pues vos sabéis que yo que no hay ninguno género de oficio destos de mayor cantía que no se granjee con alguna suerte de cohecho, cuál más, cuál menos, el que yo quiero llevar por este gobierno es que vais con vuestro señor don Quijote a dar cima y cabo a esta memorable aventura; que ahora volváis sobre Clavileño con la brevedad que su ligereza promete, ora la contraria fortuna os traiga y vuelva a pie, hecho romero, de mesón en mesón y de venta en venta, siempre que volviéredes hallaréis vuestra ínsula donde la dejáis, y a vuestros insulanos con el mesmo deseo de recebiros por su gobernador que siempre han tenido, y mi voluntad será la mesma; y no pongáis duda en esta verdad, señor Sancho, que sería hacer notorio agravio al deseo que de serviros tengo.

Nada puede salvaros, se acabó. Si no me contuviera os patearía como a una víbora; pero quiero contenerme; tengo curiosidad por ver qué medios ridículos vais a emplear para eludir el castigo de vuestra baja debilidad. Hablad, sed breve; porque todo es inútil; dentro de pocos minutos vuestra suerte se habrá fijado.

Pero, por merced, si un caballero cegato como vos se quita voluntariamente la mitad de la poca vista que le queda, no váis á distinguir un arquero inglés de un capitán español. Paréceme que no habéis andado muy cuerdo en la elección de vuestro voto.

No, Señor; que yo nací De esa parte de Granada, Y á servir en ella vine; Que cuando los padres faltan 840 En tierna edad á los pobres, No tienen otra esperanza. No se cansó mi fortuna, Pues cuando contenta estaba Del buen dueño que tenía, 845 Persona de órdenes sacras, Le llevó también la muerte, Que para mayor mudanza Me dió ocasión, como veis. Y ¿dónde vais? DO

Vos me fortificáis y me consoláis... y yo me convierto en niño para vos; pero dejadme que sea por algún tiempo hombre y cumpla con mi obligación; que escribir tengo al duque... y largo... y de tal modo que le digo que me espere. ¡Cómo! ¿os vais, don Francisco? Y me alegro. No digáis eso, porque creeré... Debéis creer que os amo mucho. Tenéisme vuestra....

Daban voces grandes, diciendo: ¡Demonios de hombres! ¿Dónde vais? ¿Venís desesperados? ¿Qué queréis, ahogaros y haceros pedazos en estas ruedas? ¿No te dije yo, Sancho -dijo a esta sazón don Quijote-, que habíamos llegado donde he de mostrar a llega el valor de mi brazo?

Pero vamos, señora, ¿qué queréis de ? No puedo más. Aunque soy un antiguo romano, vais a hacerme perder el juicio. ¡Cesad de llorar, os lo ruego! CLEOPATRA. Entonces, ¿nos dejáis partir? ESCIPIÓN. ¡Desde luego! Estáis libres. Id en busca de vuestros maridos. ¿Verdad, señores romanos? ¿Pueden partir? EL GRUESO ROMANO. ¡Naturalmente! Que se vayan; raptaremos a las mujeres de los etruscos.

Palabra del Dia

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