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Actualizado: 12 de julio de 2025


Inmóvil y con ojos de malicia diabólica, esperaba a que el espada se acercase, sin dejarse engañar por el trapo rojo, tirándole siempre al cuerpo. Los estoques iban por el aire, sin lograr herirle, despedidos por los cabezazos.

Un ¡ya! general, preñado de extrañas e intencionadas inflexiones, se escapó de todos los labios, y la Albornoz, abriendo cándidamente los ojos, dijo con su suave vocecita: Pues a no me han convidado hasta el presente... Las señoras soltaron el trapo a reír, y dijeron todas al mismo tiempo: Ni a ... Ni a ... Ni a ...

El vocabulario de un niño de tres años, como Celinina, constituye el verdadero tesoro literario de las familias. ¿Cómo había de olvidar la madre aquella lengüecita de trapo, que llamaba al sombrero tumeyo y al garbanzo babancho?

Luego la alzó y continuó: A poco de haber nacido esa infeliz, dos voces: una débil dolorida, llorosa; otra, áspera, imperativa, brutal. Es una niña dijo el hombre. ¡Oh! exclamó la mujer llorando , ¿y no tener quien me ayude? ¡no tener un mal trapo en que envolver á este ángel! ¿Y para qué? dijo el hombre ; voy á envolverla en mi capa y á llevarla á la puerta de un convento.

Nazaria, que juntamente con la fiereza tenía la inocencia de la bestia cornúpeta a quien tan fácilmente engaña un vil trapo rojo, se calmó y sintió dolor muy vivo de haber ofendido a su gigante. Así procede siempre, pasando de salvajes cóleras a vergonzosas condescendencias, toda esa gente desalmada, ignorante y tan incapaz de calcular sus intereses como de refrenar sus pasiones.

Apenas tiraban el trapo, se echaban a correr llenos de pánico, dándose con los talones en las nalgas, y precipitándose de cabeza por encima de las tablas, sin que el toro se hubiese movido de su sitio. Los banderilleros clavaban los palos en el aire muchas veces; otras en alguna región ignorada del animal.

Muchos reían de los chistes con que el mayordomo había salpicado el programa, gracias inocentes, de una pesadez abrumadora, que parecían guardadas en el almacén del buque con las flores de trapo, las banderas y los escudos de cartón, para resurgir a fecha fija en todos los viajes. Ojeda, al salir a la cubierta, se vio detenido por la sonrisa de Mrs.

Hacía veinte años tal vez que un trapo misericordioso no se había remontado a lo largo de la ilustre familia para adecentarla un poco. Jaime atravesó el recibimiento, entrando en las habitaciones del ala opuesta.

Vio, además, que tenía los puños de la chambra hechos un trapo, remojados de lágrimas, y la falda sembrada de hilitos de hacer labor. Se recorrió maquinalmente con ambas manos, sacudiendo los cabos de hilo, y estirose algo los puños, mientras llegaba a la puerta. En ésta vaciló aún; pero la media obscuridad que ya reinaba le dio ánimos.

Al caer un picador, quedando exánime por el terrible choque, Gallardo había acudido con su capa, llevándose a la fiera al centro del redondel. Fueron unas verónicas arrogantes que acabaron por dejar a la bestia inmóvil y fatigada después de revolverse tras el engaño del trapo rojo.

Palabra del Dia

godella

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