United States or Vietnam ? Vote for the TOP Country of the Week !


Power; bastaba ver sus ojos de agua conmovida, escuchar su palabra glacial de mujer de negocios, para convencerse de su identidad; pero al mismo tiempo era la otra, por la línea majestuosa de su cuerpo, por el ademán suelto y despreocupado de hembra elegante segura de su poder de seducción, por el halo de perfume luminoso que parecía envolverla.

Y miraba audazmente a Fernando con ojos de provocación, para que no tuviese dudas sobre la persona a la que iban dirigidos tales elogios. Se había incorporado Ojeda en su asiento para mirarla también con atrevida fijeza. Un perfume de carne joven, de frescura tentadora, parecía envolverla. No era la dulzura marchita de la alemana ni el esplendor de fruto maduro de Mrs. Power.

La caída de la tarde animando con reflejos de ópalo las aguas obscuras del Gran Canal, una góndola pasando junto a la suya en dirección contraria, y en ella unos ojos azules, imperiosos, brillantes, unos ojos de esos que no pueden confundirse, que son ventanas tras cuyos vidrios fulgura el fuego divino del escogido, del semidiós y que parecieron envolverla en un relámpago de luz cerúlea.

Entre estos sofismas y la pasión y la constancia en el pedir dieron la victoria a Mesía, que si no pudo acallar los sobresaltos de Ana, quien a cada ruido creía sentir el espionaje de Petra, conseguía a menudo hacerla olvidarse de todo para gozar del delirio amoroso en que él sabía envolverla, como en una nube envenenada con opio.

Sonaron gritos y cencerros a espaldas de Gallardo, y aparecieron en torno de la bestia vaqueros y cabestros, que acabaron por envolverla, llevándosela lentamente hacia el grueso del ganado. Gallardo fue en busca de su jaca, que no se había movido, habituada al contacto con los toros.

¡Qué triunfo dar con ella la vuelta a la plazuela, cordialmente saludados por todo el mundo; pasear su sencillo traje negro con tanto orgullo como sus galones de oro; sentir su brazo estremecerse sobre el suyo y envolverla en esa tierna mirada de los hijos que hace fundirse el corazón de las madres!... ¡Querida tía Liette! Ninguna imagen la borraría jamás.

Tenía a su derecha el barreño del amohado, en el cual mojaba el cargador, especie de palillo grueso; y extendiendo una leve capa de líquido sobre la cara interior de los candentes hierros, apresurábase a envolverla en el molde con su dedo pulgar, que a fuerza de repetir este acto se había convertido en una callosidad tostada, sin uña, sin yema y sin forma casi.

No debía decírselo, pero se lo digo... Si yo pudiese amar á un hombre, ese hombre sería usted. Olvidó instantáneamente Ferragut todo su enfado para escucharla y envolverla en la luz admirativa de sus ojos. Freya volvió la cabeza al hablar, no queriendo verle, como si le pesase lo que estaba diciendo, y sus miradas vagaron por el amplio paisaje. El origen de Ulises era lo que le interesaba más.

Porque para el joven fiscal la mujer con quien hablara era su contrario y se creía en el caso de envolverla en los pliegues de su lógica y estrecharla de cerca hasta que la rendía lo mismo que a un litigante rebelde. De este modo pensaba captarse la admiración y el respeto del sexo femenino.

Dijo estas últimas palabras con acento grave, y quedó inmóvil mucho rato, con la vista perdida en la inmensa sábana de agua. Ahora la miraba Rafael. Había levantado la cabeza y contemplaba a Leonora pensativa. Su hermoso rostro se teñía de una luz azulada que parecía envolverla en un nimbo de idealidad.