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Actualizado: 28 de junio de 2025


Hay, en efecto, innumerables comedias, cuya fábula se imagina ocurrir en las cortes, y que muestran algún personaje real, y que, sin embargo, refieren tan sólo aventuras de la vida ordinaria, y no exigen complicado juego de maquinaria ni ostentación escénica, cual lo prueban las conocidas de Moreto y de Calderón, tituladas El desdén con el desdén y El secreto á voces.

El pretendiente al revés (frisando también en parte con el idilio) desenvuelve con admirable penetración psicológica los misterios de los corazones enamorados. El castigo del pensé que... representa en sus dos partes, de una manera gráfica, la verdad de que la dicha próxima se gasta por la excesiva reflexión, declarándose, al principio de la segunda parte, que la primera había sido recibida con el mayor aplauso, y que había sido puesta en escena en todos los teatros de España, en ciudades, villas y aldeas. Moreto la utilizó en su comedia El parecido en la corte, como le sirvió también para el mismo objeto La entretenida, de Cervantes. En Ventura te Dios, hijo, se describen con tanta gracia como verdad los caprichos de la fortuna, al conceder sus dones, y cómo se burla la casualidad de todos los cálculos de la sabiduría humana. Las tituladas Celos con celos se curan y Del enemigo el primer consejo, desenvuelven resortes dramáticos, semejantes á los empleados por Lope en su comedia Milagros del desprecio, y hubieron de servir después á Moreto para el argumento de su célebre El desdén con el desdén. Por el sótano y por el torno y Los balcones de Madrid son modelos inimitables de la comedia de Capa y espada, distinguiéndose también por su gracia picaresca y por la libertad que reina en su intriga amorosa. Pocas obras dramáticas de este género, por su animación y por su vida, podrán compararse á la que lleva el título Desde Toledo á Madrid. Don Baltasar, que pretende á una dama llamada Doña Ana, hiere mortalmente á su rival, y después del combate se refugia en la casa más próxima, y se oculta en una de sus habitaciones más solitarias. Sorpréndelo aquí Doña Mayor, hija del dueño de la casa, enamorándose de ella de tal modo, después de celebrar un breve diálogo con la misma, que se olvida por completo de su primer amor. Sabe que Doña Mayor está prometida á un cierto Don Luis, y que en aquel mismo día, acompañada de él y de sus padres, ha de encaminarse á Madrid para celebrar sus bodas. Don Baltasar, á quien la novia muestra pronto su inclinación amorosa, porque contra su voluntad ha accedido á contraer el enlace propuesto con Don Luis, toma la resolución de disfrazarse de mozo de mulas y entrar en el séquito de su amada. Se da trazas de jugar su papel á la perfección, y regocija á toda la compañía por la mezcla que ofrece de rústica grosería y de agudeza y socarronería algo libertina. A la mula, que lleva á Doña Mayor, arrima un cardo bajo la cola, de suerte que no se puede refrenar, y que el supuesto mozo, corriendo siempre detrás de ella, se encuentra solo en el campo con su amada, y ambos hablan sin obstáculos cuanto les parece. Los demás circunstantes sospechan tan poco la verdad del caso, que llaman en broma á Don Baltasar novio de Doña Mayor; y en la parada que hacen para pasar la noche, y para que parezca menos larga, celebran por burla su boda con la prometida de Don Luis.

Lupercio Leonardo, el mayor de los dos hermanos Argensolas, justamente famosos en las letras, nació en Barbastro en el año de 1565, y á los veinte de su edad, esto es, en 1585, vió representar tres tragedias suyas en los teatros de Zaragoza y Madrid , tituladas La Isabela, La Alejandra y La Filis.

Las querellas de Ocampos y Dávilas forman toda la historia culta de La Rioja. Ambas familias, antiguas, ricas, tituladas, se disputan el poder largo tiempo, dividen la población en bandos, como los güelfos y gibelinos, aun mucho antes de la revolución de la independencia.

Hállanse en la Biblioteca del duque de Osuna las comedias de Cristóbal de Monroy, tituladas Celos, industrias y amor, Lo que pasa en un mesón y No hay amor donde hay celos, con licencias de 1640, 1643 y 1644. No hay más saber que salvarse lleva la fecha de 1648. /* Bien se ve que venís Al uso de Andalucía, Donde viven todavía Las finezas de Amadís. */

En ellas se comprenden todas las comedias de la primera y segunda parte, y algunas otras que por su semejanza estrecha con éstas pueden, con seguridad, clasificarse también con ellas; y, como ejemplos que presentan claramente las faltas indicadas, pueden nombrarse las tituladas Lances de amor y fortuna, Casa con dos puertas y La puente de Mantible.

La primera poesía suya, que se imprimió para el público, fué en loor de San Isidro, en diez cantos y en quintillas, apareciendo en el año 1599. Siguieron á ésta otras dos en 1602, escritas largo tiempo ántes, y tituladas La Arcadia y La hermosura de Angélica.

Aparecieron impresas por primera vez en el tomo VIII de El Parnaso español. Tales son dos tragedias, tituladas Dido y La destrucción de Constantinopla, de Gabriel Lasso de la Vega, impresas en su Romancero: Alcalá, 1587. Las tragedias de Gabriel Lasso de la Vega, que yo he leído después, son, sin duda, muy parecidas á las de Virués.

Distínguense, particularmente por sus escenas patéticas, en las cuales resplandecen en todo su brillo estas cualidades suyas, las dos tituladas Pagar en propia moneda y La justicia en la piedad, llenas de bellezas poéticas de primer orden y de situaciones en alto grado patéticas, faltándoles tan sólo traza mejor ordenada en sus argumentos.

En el citado año, Hernando Franco cobró 95540 mrs. por sacar el día del Corpus la Tarasca y moxarrillas y dos danzas tituladas «Las carrastollendas de Barcelona» y «Las Ferias de Bilgan» y consta que Baltasar de Guzman, autor de danzas, sacó dos en la fiesta de que tratamos, una llamada «Los gitanos» y otra el «hombre vicioso

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