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Actualizado: 27 de noviembre de 2025


Su impotencia para ser útil al hermano y que el sacrificio de éste resultase menos costoso era lo que apenaba a Gabriel, turbando la monótona placidez de su existencia. Preguntaba a Esteban qué podría hacer para no estar inactivo, y el hermano le respondía con su expresión bondadosa: Cuidarte, nada más que cuidarte. no tienes otra obligación que la de guardar tu salud.

Le azotó el rostro con la intención, y ya desahogada la ira, que se gozaba con las futuras crueldades de la venganza, pudo decir sereno y sonriente: En fin, Bonis, tienes razón; ya se ajustarán cuentas cuando Emma sane, y se pueda ver con números, que has de procurar entender, ¿estamos?, lo que habéis gastado vosotros, lo que he ahorrado yo..., y quién debe a quién.

Ven, ven, mi María, yo te libraré de que te arrebaten para el Africa; si tienes tanto apego a esta tierra infeliz, también ¡ay! yo le tengo por mi mal. Ven, ven, María, yo te daré todo gusto fuera de separarme de ti; yo quiero ser contigo, verte conmigo, y bajar a la tierra entre los brazos tuyos.

El demonio que te entienda... ¡Qué jerga! ¡Qué bonitos ojos tienes! Tonto... Vamos a ver las fieras. No me da la gana. ¿Qué más fiera que ? El león. ¡Leoncitos a !... Esos dos hoyuelos que te abrió Natura entre el músculo maseter y el orbicular me tienen fuera de ... No te pongas seria, porque desaparecen los hoyuelos. Vámonos de aquí dijo Isidora con fastidio.

será, sino me niega el cielo El favor que hasta aqui no me ha negado. De mil astucias usa y mil maneras Para traerme á su lascivo intento, Ya me regala, ya me vitupera, Ya me mata de hambre y de miseria. Grande es por cierto, Aurelio, la que tienes. Grande necesidad es la que paso. Rotos traes los zapatos y el vestido. Zapatos y vestido tengo rotos. En un pellejo duermes, y en el suelo.

Ya sabemos lo que el soldado apuesta; pero si vos perdéis, amigo Tristán ¿qué ganará con ello el otro? Yo nada tengo que apostar, replicó Tristán muy contrariado y mirando á Simón. tienes, gigante mío, tienes, dijo éste.

Pierde cuidado, preciosa dijo echándole un brazo sobre el hombro y atrayéndola suavemente hacia ; ni las olas suben, ni nosotros bajamos... ¿Tienes miedo a morir? ¡Oh, no; ahora no! exclamó la niña en voz apenas perceptible, estrechándose más contra su amigo. Ricardo no oyó esta exclamación.

Se sonrojó levemente al darse cuenta de su error, mientras Amaury tomándola de la mano la hacía volver al tocador y le decía con acento que revelaba, una penosa ansiedad. ¡Magdalena! ¡Magdalena mía! ¿Qué tienes? ¡No te conozco esta noche! Ella se dejó caer en un asiento y rompió a llorar. ¡! ¡! exclamó.

Y luego me parece que tienes buena cabeza. Tengo lógica, tío, de ahí todo. Decid y ¿no se ama a más hombre que al marido? A ningún otro respondió sonriendo el señor de Pavol. Pues bien, si no se ama más que a su marido; como si se ama al marido, naturalmente es, porque se siente amor y ya que no se puede vivir sin amar, concluyo, que es necesario casarse.

Experimentaba una especie de embriaguez, iba saturado de emociones extraordinarias, que francamente se manifestaban en mi rostro, en el aspecto de toda mi persona. ¿Qué tienes, mi hijo querido? dijo mi tía al verme. He caminado muy de prisa le contesté con cierto desvío. Me examinó de nuevo, y con un ademán de madre inquieta me atrajo bajo el fuego de sus ojos claros y profundos.

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