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Actualizado: 3 de junio de 2025
Óyeme, Fernandito, que te estoy hablando añadió Currita con relamida pausa. Incorporóse de nuevo Fernandito, cada vez más turbado, sin quitarse el paño negro de la cabeza. ¿Dijo anoche algo el buey Apis sobre el nombramiento? Nada balbuceó Villamelón. ¿Nada?... ¿Estás cierto?... Los labios de Villamelón temblaron como tiemblan los del chico que va a soltar una mentira.
También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Mas oh hombre vano, quieres saber que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro Padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe obró con sus obras, y que la fe fue completa por las obras?
Algunas parece que tienen frío, que tiemblan al brillar, y otras se están quietas, como si nos mirasen. Son, en efecto, las estrellas fijas.... ¿Ve usted esa faja de luz que cruza el cielo? ¿Eso que parece una cinta de gasa de plata, muy ancha? Es la Vía Láctea: un conjunto de estrellas, tantas en número, que la imaginación no puede concebirlas siquiera.
Tiemblan de que puedan enviarlos á engrosar el número de los hombres adormecidos interiormente, de los esclavos que sólo sirven para prestar sus fuerzas.
»Entonces, tío, me siento atraído, voy a precipitarme hacia ella; pero me contengo a tiempo al pensar en quién es ella y quién soy yo. »Veo que sus manos tiemblan. »No tienes por qué enojarte, Olga le digo balbuciendo, no he querido causarte un desagrado. Si estoy aquí es por casualidad; en lo sucesivo tomaré mis medidas para que no vuelvas a encontrarme.
¡Oh Ester! exclamó Arturo Dimmesdale cuyos ojos brillaron un momento, para perder el fulgor inmediatamente, á influjos del entusiasmo de aquella mujer, ¡oh Ester! estás hablando de emprender la carrera á un hombre cuyas rodillas vacilan y tiemblan. ¡Yo tengo que morir aquí!
Somos los amos de la tierra firme y del mar; tenemos asido al mundo de las greñas. El tercio de Flandes o de Italia han hecho palidecer la fama de la falange macedónica y de la romana cohorte; y al solo rumor de unas espuelas españolas tiemblan por doquiera los populachos. ¡Oh, necios! ¿Conociose jamás un monarca que fuese a la vez tan justiciero y tan grande como Felipe?
Dale a besar tus anillos en que Véspero escintila, tus collares, tus zarcillos, tu boca roja y tranquila... Y cuando tu seducción divina y crepuscular conquiste para tu rito algún nuevo corazón que sepa quimerizar, extiende sobre el neófito tus manos en bendición, ¡oh Madona!, y alrededor de su sien pon las perlas de nostalgia que tiemblan en tu corona, por toda tu vida. Amén.
4 El reprende al mar, y lo hace secar, y hace secar todos los ríos; Basán fue destruido, y el Carmelo, y la flor del Líbano fue destruida. 5 Los montes tiemblan de él, y los collados se deslíen; y la tierra se abrasa delante de su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan. 6 ¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿Y quién quedará en pie en el furor de su enojo?
En el fondo cierra el horizonte una fronda verde y bravía; cuatro, seis álamos esbeltos se han separado del boscaje y se adelantan a mirarse en un ancho y claro arroyo; sus hojas tiemblan de placer; el cielo es de un violeta pálido, tenue. Y el agua a través del cristal en que sabiamente está puesto el cuadro parece que corre, irisa, palpita bajo la luz suave.
Palabra del Dia
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