Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de junio de 2025


A una señal de ella, Juan se ponía en las posiciones más humillantes, sin que la niña habituada a su alegre sumisión se sorprendiera. ¿Cómo en lo sucesivo podía haber tenido conciencia de la transformación que la acción del tiempo lenta y segura, había hecho de aquel ardor en otros sentimientos? Ahora el velo caía; de aquellas lágrimas sorprendidas surgía la verdad.

Tan grande era la novedad de aquella idea, que necesitó algún tiempo para tenerla por lisonja. Se quedó pálida como una muerta, y tanto se trastornó su fisonomía, que teniendo vergüenza de que D. Benigno sorprendiera en ella la impresión hondísima que experimentaba, bajó la cabeza.

Los vi internarse en él sin sentir celos, y fue para un placer indecible el guardar la puerta para que nadie los sorprendiera. Cuando reaparecieron, estaban silenciosos y fijaban en el suelo sus miradas serias y tristes. No, no se había declarado, bien lo vi a la primera ojeada, pero había hablado del porvenir e insinuado sin duda algunas palabritas de tímida esperanza.

Pero al salir, al llegar a la puerta, se volvió de repente y con ademán solemne, como sacerdote de ópera, exclamó: Exijo a usted, como padre espiritual que he sido y creo que soy todavía, de usted, le exijo en nombre de Dios... que... si esta... noche... sorprendiera usted... algún nuevo... atentado... si ese infame, que ignora que usted lo sabe todo, volviera esta noche.... Yo que es mucho pedir... pero un asesinato no tiene jamás disculpa a los ojos de Dios, aunque la tenga a los del mundo.... Evite usted que ese hombre pueda llegar aquí... pero... ¡nada de sangre, don Víctor, nada de sangre en nombre de la que vertió por todos el Crucificado!...

¡Cómo! ¿qué quiere decir eso? preguntó la baronesa roja de cólera. Escúcheme usted, tía. Y Pedro le contó sin omitir punto ni coma la conversación que cierta mañana sorprendiera desde las ventanas de Fabrice, entre la señorita de La Treillade y su institutriz. Si antes no le había contado esto añadió , ha sido porque me costaba trabajo causar a usted semejante desilusión.

Si fuera, no iría, era una suposición... si fuera y les sorprendiera en el comedor, ¡qué alegría! allí mismo se echaba a las plantas del padre, prometiendo regenerarse, ser bueno, ser trabajador, y tiíta Silda, mostrándole, muy risueña, el pagaré de don Raimundo, le decía: Aquí lo tienes, pero, ¡cuidadito en adelante! Y el cobarde instinto de conservación, le quemaba las orejas.

Gonzalo, mal prevenido contra el egregio huésped, se había llegado a cansar de aquel monólogo de pintura, y cambiaba frases por lo bajo con su cuñada, embromándola, como de costumbre, con lo poco que comía: Vamos, Huesitos, otra chuleta, no te vergüenza porque este señor esté delante. Ya le hemos dicho que no se sorprendiera de verte comer tanto.

Aresti admiraba toda esta actividad como si le sorprendiera por primera vez. Bilbao es grande se decía con cierto orgullo. Hay que confesar que esta gente ha hecho mucho, ¡Lástima que valga tan poco cuando la sacan de sus negocios!... Pasaban ante el tren los diques, con sus grandes vapores en seco, al aire la roja panza, que una cuadrilla de obreros rascaba y pintaba de nuevo.

Allí estaba de la mañana casi hasta la noche, la espalda encorvada, los dedos agarrotados sobre el lapicero, sentado en el banco de patas largas, sin descanso, sin distracción, esclavo del trabajo, prisionero del deber; y así todos los días, todos los días... hasta que la enfermedad le clavase en el lecho, la vejez le baldara o le sorprendiera la muerte.

Su alma ingenua ya no pudo dudar que Adriana estaba salvada. Únicamente se asustó por la posibilidad de que Julio no llegara a tiempo. Pensó hablarle por teléfono; pero desistió, temiendo que Adriana la sorprendiera. Llamó furtivamente a Lola, la sirvienta. Oye, llevarás una carta al señor Lagos, pero que nadie te sienta salir.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando