Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de mayo de 2025
La vieja está muy triste; no somos nada; en un momento podemos vernos privados de la vida. «Señor, Señor dice la vieja , ¿por qué pones ante mí la muerte a todas horas? Ya que me he de morir, llévame de este mundo sin angustias y sin sobresaltos.» Pero el Señor no oye a la pobre vieja.
El comisario se mantenía á distancia con sus cuatro soldados de largos sables, sabiendo que su presencia, las más de las veces, servía para excitar los ánimos en vez de calmarlos. Los que más le preocupaban eran los peones chilenos. En las fiestas ordinarias, cuando estaban con sus camaradas de trabajo, su embriaguez resultaba metódica y su humor no sufría sobresaltos.
Los teólogos españoles que no pertenecian á la noble clase de los presos, observado el miserable estado de opresion i afrenta en que estos se hallaban, creyéronse amenazados del mismo azote; con lo que todos al punto cayeron de ánimo; i poseidos del terror, parte se condenaron á guardar eterno silencio en cuanto á la Vulgata i testos originales de la Escritura, ó procuraron esplicarse con sobrada templanza, hija mas bien del miedo que de un corazon ingénuo , i parte, huyendo del bando de la verdad, se pasaron al bando de la multitud; porque èntre ella solamente se prometian respirar sin contradiccion ni sobresaltos.
El oír con deleite, como oía, aquella música insinuante, ya era molicie, ya era placer sensual, peligroso: pero... ¡decía tan bien aquel violín las cosas raras que estaba sintiendo él! De repente se acordó de sus treinta y cinco años, de la vida estéril que había tenido, fecunda sólo en sobresaltos y remordimientos, cada vez menos punzantes, pero más soporíferos para el espíritu.
Cuando Cardenio le oyó decir que se llamaba Dorotea, tornó de nuevo a sus sobresaltos y acabó de confirmar por verdadera su primera opinión; pero no quiso interromper el cuento, por ver en qué venía a parar lo que él ya casi sabía; sólo dijo: ¿Que Dorotea es tu nombre, señora? Otra he oído yo decir del mesmo, que quizá corre parejas con tus desdichas.
Grandes fueron los temores y sobresaltos de la marquesa, como ya se dijo, cuando por primera vez tomó en sus brazos a su hija; pero fueron mucho más grandes al trasponer las puertas de su encierro con ella, ya mujer, y mujer que parecía modelada en la mente de un escultor enamorado. Tan singular era su belleza.
Un gran pino, desbranchado por sus choques contra las piedras, rodaba pesadamente por el charco. Jóvenes y muy ignorantes aún de las cosas de la naturaleza, mirábamos con extrañesa los sobresaltos é inmersiones del destrozado árbol.
Su sueño fué de una sola pieza, lóbrego y completo, sin sobresaltos ni visiones. Cuando creía que sólo iban transcurridos unos minutos, despertó violentamente, lo mismo que si alguien le empujase. En la sombra se destacaba el vidrio redondo del tragaluz, tenuemente azul, velado por la humedad del rocío marítimo, lo mismo que una pupila lacrimosa. Estaba amaneciendo.
De vez en cuando estremecíase con violentos sobresaltos, lo mismo que si una mano invisible le cosquillease en la nuca. Cogida a la baranda, echaba el busto atrás, y luego se aproximaba a ella hasta tocarla con el pecho. Con esta gimnasia nerviosa acompañaba su charla y disimulaba un deseo de extender los brazos y desperezarse.
Era el ansia henchida de gozo del glotón que se encuentra frente a su plato favorito después de largo ayuno. Por aquel rostro encendido, brillante, pasaba una muchedumbre de soplos cálidos, cargados de congojas, sobresaltos y anhelos voluptuosos, en revuelta y vaga confusión.
Palabra del Dia
Otros Mirando