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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Pues creo que pondremos al fin la kerrmesse en el Rreal dijo . Ahorra mismo voy a casa de Curra, parra que decidamos... ¿Cómo no has almorrzado tú allí hoy?... Jacobo arrojó la servilleta hecha un lío encima de la mesa y dijo gravemente mirando al tío Frasquito: Porque necesitaba hablarte. ¡Ya! exclamó el viejo.
Era importante ocupación para Cecilia hacerles plato, anudarles la servilleta, servirles agua y vigilar «que no hiciesen cochinetas». Gonzalo, cuando estaba en casa, presenciaba con deleite la refacción: se mantenía en pie como un magiar detrás de las sillas de sus hijas. Después, era preciso llevarlas a la cama.
MANOS DE CERDO CON BECHAMELLE. Se hace exactamente igual que las anteriores, sino que antes de rebozarlas en pan molido y huevo batido, se envuelven bien en una bechamelle fina. OREJAS DE CERDO REBOZADAS. Se cuecen lo mismo que las manos, se cortan a trochos, se rebozan en harina y huevo batido; se sirven también sobre una servilleta.
Excelente asintió Nepomuceno, limpiándose los labios con la servilleta y bajando la cabeza. Cuenta conmigo y con la señorita Marta, con Marta Körner, la del ingeniero, ya sabes, mi amiguita, que irá conmigo. El tío me acompañará, ¿verdad? Y acaso el primo Sebastián, que vendrá a las ferias.
El cura, al terminar su descripción, tenía el rostro tan inflamado que daba miedo. Algunas gotas de sudor le salpicaban la frente. Se le había caído la servilleta, que estaba prendida por una punta al alzacuello. Habrán cogido ustedes muchos prisioneros dijo Andrés. ¿Cómo nosotros? repuso el tío con acento irritado. Yo no he sido nunca militar... ¡ni ganas!
El comedor estaba lleno de parroquianos de todas las trazas, que observaban prolijamente a los recién llegados y, a no interponerse entre unos y otros la figura amable de Melchor y la respetada de Baldomero, habrían pasado un mal rato los dos viajeros, pues cuando Ricardo se puso la servilleta en el cuello como un babero, bajo su cara afeitada, dijo un paisano que estaba cerca: ¡Parece un «flaire» que va a decir misa!...
Ido era tan caballero que le faltó tiempo para hacer la invitación, añadiendo una frase muy prudente. «Pero, tocayo, sepa que no tengo más que un duro... Con que no se corra mucho...». Hizo el otro un gesto tranquilizador y cuando el Tartera puso el servicio, si servicio puede llamarse un par de cuchillos con mango de cuerno, servilleta sucia y salero, y pidió órdenes acerca del vino, le dijo, dice: «¿Pardillo yo?... pa chasco... Tráete de la tierra».
Sacó la costurera un plato de carne fiambre y lo puso sobre el hule de la mesa, sin servilleta ni cosa que lo valga; después cortó a la mitad un pan y lo dejó, con la imprescindible botella de vino blanco y el vaso, al lado de la carne. El cazador de osos comenzó a devorar. Concha sentose de nuevo, y la niña, acercándose, repitió las palabras que ya había pronunciado.
Para Pinho no hay otro bien como el uso de la guayaba, y en cuanto supo que yo era un poseedor de inscripciones, un semejante suyo, capitalista como él, no dudó, no se retrajo más de su deber humano, y practicó en seguida el acto de beneficio, y hélo aquí ruborizado y feliz, trayendo su dulce dentro de una servilleta. ¿Es el comendador Pinho un ciudadano inútil? ¡No, ciertamente!
El deán, alma de la diócesis, porque el señor obispo de puro bueno no servía para nada, agitó con la cucharilla el vaso de agua donde se estaba deshaciendo el azucarillo, bebióselo tranquilamente, se limpió los labios con la servilleta, y mientras encendía un cigarro de papel, más grueso que puro, repuso sin alterarse: Lo de siempre... ganas de asustar... algo menos será. Dile que pase.
Palabra del Dia
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