United States or Cameroon ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ella se levantó de un salto y se echó para atrás: ¡No me toque usted! Yo sentí que mi inmenso amor chocaba contra un odio implacable. ¡Bueno! ¿La causo horror? la dije. ¡Y lo ama usted a él! Y aun cuando en realidad quisiera usted matarse, no lo haría, porque teme el juicio de su Dios. Yo quiero librarla a usted de esa pena!...

La desgraciada mujer había venido de muchas leguas lejos, a solicitar el indulto, y alojaba en una casa sucia y miserable de uno de los barrios extremos de Madrid. Allá a la noche me sentí fatigado, cual si hubiera pasado el día trabajando, cuando no hice otra cosa que errar distraído por las calles, y me acosté temprano.

Entonces, en ese instante en que crucé la galería, sentí intensamente cuánto la quería y lo que acababa de hacer. Aspiración de lujo, matrimonio encumbrado, todo me resaltó como una llaga en mi propia alma.

Sentí que el corazón me latía fuertemente; me pasó como un carbón encendido por la garganta; turbóseme la vista, y sin saber cómo, me encontré á sus pies, diciendo: Más vale morir una vez que morir mil veces cada día.

Pues, estando una noche desvelado en este pensamiento, pensando cómo me podría valer y aprovecharme del arcaz, sentí que mi amo dormía, porque lo mostraba con roncar y en unos resoplidos grandes que daba cuando estaba durmiendo.

Bien sentía que esos eran vanos sueños, pues el único lugar en el mundo... en fin, sentí nacer en un orgullo y una amargura tales, que todo mi ser se llenó de hiel, y me desprendí con sombría aspereza de los brazos de los míos para encerrarme sola en mi dolor.

La copla y la voz, levemente bronca y temblorosa, de la hermana me hicieron una impresión tan viva, que sentí removidas todas las fibras de mi corazón, me pasó un frío extraño por el cuerpo y las lágrimas se me agolparon a los ojos, costándome gran trabajo no darles salida.

Estaba afligido, y me acordaba de ti. Puse lo menos cien papeletas, y después sentí en una sed muy rara, sed espiritual que no se aplaca en fuentes de agua. Me fui hacia el frasco del clorhidrato de morfina y me lo bebí todo.

Al llegar al extremo de la calle sentí la necesidad imperiosa de verla otra vez, y di la vuelta, no sin percibir cierta vergüenza en el fondo del corazón, pues ni mi edad, ni mi estado, me autorizaban semejantes informalidades; mucho menos tratándose de tal criaturita. Ya no estaba en el balcón.

Ayer fui a oír misa a Bussiers e hice el camino a pie, aunque el trayecto es largo y malo y el tiempo estaba lluvioso, no sentí molestia alguna. Recuerdo mis buenos tiempos de niña y los paseos que hacía en compañía de mi padre y de mi hermana desde el castillo de Saint-Cloud al de Meudon. Ha muerto mi pobre tía, mi institutriz durante los años de mi infancia.