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Actualizado: 5 de octubre de 2025
Nolo pudo parar su golpe con el brazo izquierdo que aun con la almohada de la chaqueta se resintió bastante. Lanzó un rugido de dolor el guerrero de la Braña y acometido de rabia homicida comenzó á brincar en torno de su enemigo como un tigre sediento de sangre, atacándole por todas partes con incansable furor.
Antes de poner los pies en el suelo oyó una voz de hombre, la de su conserje; estaba seguro. ¡Ah, bandido!... Luego el estrépito de una segunda lucha... un tiro... silencio. Al salir al amplio corredor que terminaba en la escalera, vió luces y muchos hombres que subían en tropel saltando los peldaños. Casi cayó al tropezar con un cuerpo del que se escapaba un rugido de agonía.
Un rugido de trompetería guerrera saludó desde el antecomedor el final del brindis, y los criados reanudaron apresuradamente el servicio. Aquí ya no dan más dijo Maltrana después de los postres . Subamos al jardín de invierno a tomar el café. Ocuparon los dos amigos una mesita inmediata a una de las puertas.
Pues bueno; iremos juntos á la horca... todos á la horca... sin escapar siquiera ni vuestra mujer ni vuestra hija. Montiño lanzó un rugido de rabia, de dolor, de miedo. Conque, ¿qué os parece? ¿Qué ha de parecerme dijo Montiño después de algunos momentos de un silencio enérgicamente expresivo , ¿qué ha de parecerme sino que estoy en poder de Satanás?
Dupont ordenó con el gesto a todos los que le rodeaban, que le siguiesen fielmente en sus respuestas al sacerdote. ¡Sancte Michael!... Ora pro nobis contestó el amo con voz firme, mirando a sus acompañantes. Estos repitieron las mismas palabras, y el Ora pro nobis se extendió como un rugido, hasta la cabeza de la procesión, donde el señor Fermín, parecía llevar el compás de tantas voces.
Una luz azul que parecía emerger del mar iba repeliendo en los jardines el oro desmayado de la tarde. ¡No!... ¡no quiero! La voz de Alicia rasgó el rumoroso silencio con un temblor de sorpresa para convertirse inmediatamente en sordo y prolongado rugido, como si algo pesase sobre su boca.
En lo alto del buque vibró la señal de mediodía, un rugido que hizo temblar los pasillos y tabiques del trasatlántico y se dejó absorber sin eco alguno por el sordo infinito del Océano. Las doce: vamos a almorzar. Cerca de la proa vieron algunos pasajeros que señalaban la línea del horizonte, discutiendo con frases breves.
Aquel pueblo hambriento, que veía tan cerca á los poderosos arrastrando doradas carrozas, cubiertos de joyas, luciendo ricas telas y holgando siempre, mientras él gemía, alzóse formidable, con rugido de fiera, el mes de Marzo de 1521, y el día 8 se rompieron ya los diques del sufrimiento y se dispuso á ejecutar, sin que nada lo contuviese.
Por fin, después de repetidas vueltas y revueltas, este exhaló un rugido y cayó en tierra, diciendo: Muerto soy. Al punto D. Pedro viose rodeado por un lado y otro. Multitud de vergajos cayeron sobre sus lomos, y con loco estrépito repetían los circunstantes: ¡Viva el gran D. Pedro del Congosto, el más valiente caballero de España!
Viven pegados a las enaguas de las beatas, como los gatos... Mira: yo, cuando salgo de decir misa, como ahora, y llego a casa, nunca dejo de soltarles media docena de... Pero tú, si estás agraviado, puedes llegar sin inconveniente a la docena. Una carcajada brutal, semejante a un rugido, sacudió su pecho vigoroso al pronunciar estas palabras. Sus ojos brillaron con franca, cordial alegría.
Palabra del Dia
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