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Actualizado: 19 de junio de 2025


El resto del traje usado entonces por los capitanes y caballeros de cuenta era calza entera escarlata, justillo de raso, sobre cuerpo sin mangas con vueltas ó ribetes de color, que no llegaba á la rodilla; botas más altas que ésta y gorra con vueltas que podía bajarse y cubrir las orejas, algo semejante á las monteras que gastan los murcianos.

Lerma se volvió, adelantó rápidamente, dobló una rodilla ante el hombre que le había hablado, y le besó una mano. Aquel hombre era su majestad católica, don Felipe III de Austria. Había cierta quijotesca tiesura en el semblante del rey. ¿A dónde íbais, pues, duque? repuso Felipe III. Iba... como vuestra majestad estaba tan ocupado... Y tardaba, ¿eh? ¡Señor!

Allí tambien se acerca el peregrino, Para doblar humilde la rodilla Ante la hermosa, en cuyas sienes brilla La corona que adorna á la virtud; Y cuya frente cándida y serena, Como el disco argentado de la luna, Que se refleja en plácidas lagunas, Del corazon refleja la quietud.

Paco había ido aproximando una rodilla a la falda de la joven; al fin sintió una dureza suave y ya iba a retroceder, pero la niña permaneció tan tranquila, que el primo se dejó aquella pierna arrimada allí como si la hubiese olvidado.

O también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos estaremos delante del tribunal del Cristo. 11 Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que a se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. 12 De manera que, cada uno de nosotros dará a Dios razón de .

El niño, apoyado ahora en la rodilla del antiguo soldado, jugaba con su espada, como de costumbre, tanteando los filos, curioseando las manchas de la hoja, o blandiéndola ante , con infantil arrogancia; pero al advertir la expresión pensativa del hombre, hincó el acero en el piso y, apoyando ambas manos en la gruesa empuñadura, se dispuso a escucharle. Medrano comenzó de mal gesto.

Desapareció la doctora, aturdida por este diálogo, del que sólo podía adivinar algunas palabras. Freya, inmóvil, con los ojos adormecidos y una rodilla entre sus manos cruzadas, se mantuvo aparte, entendiendo la conversación, pero sin intervenir en ella, como si le ofendiese el olvido en que la dejaban los dos hombres.

Tuve apenas tiempo de asomar el cuerpo, cuando sentí que algo firme y tibio me rozaba el muslo; el perro rabioso se entraba en nuestro cuarto. Le eché violentamente atrás la cabeza con un golpe de rodilla, y súbitamente me lanzó un mordisco, que falló en un claro golpe de dientes. Pero un instante después sentí un dolor agudo. Ni mi mujer ni mi madre se dieron cuenta de que me había mordido.

Su traje, aunque sobrado pintoresco, era más europeo que indio, salvo el extraño sombrero que llevaba en la cabeza y que era de los que llaman heroínas en Filipinas. La chaqueta o dormán, muy ceñido al cuerpo y adornado con alamares, revelaba las formas robustas de su torso y de sus brazos. Los calzones eran anchos y cortos. Desde la rodilla hasta la planta de los pies calzaba botas de becerro.

Bajaron por un sendero estrecho y empinado y entraron en un bosque de castaños que se prolongaba hasta la orilla del río. El sacerdote advirtió que estaba muy húmedo, pero la joven marchaba delante dando gritos de alegría, metiéndose hasta la rodilla en la yerba, batiendo las palmas como una niña a quien perdonasen la escuela.

Palabra del Dia

rigoleto

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