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Actualizado: 27 de octubre de 2025
Ahora toca Juanillo, toca con todas tus fuerzas. El ciego comenzó a ejecutar una marcha guerrera. El silencioso hotel se estremeció de pronto, como una caja de música cuando se la da cuerda. Las notas se atropellaban al salir del piano, pero siempre con ritmo belicoso. Santiago exclamaba de vez en cuando: ¡Más fuerte, Juanillo, más fuerte! Y el ciego golpeaba el teclado, cada vez con mayor brío.
Las señoras pasaron á una habitación inmediata con Urquiola y el ingeniero Sanabre. Esperaban á algunas amigas de Bilbao y mientras tanto, harían música. Los dos jóvenes rogaron á Pepita que cantase alguna canción vascongada de las antiguas, tan melancólicas y dulces, distintas completamente del ritmo americano de los modernos zortzicos.
Creyó avanzar en una atmósfera en la que se habían disminuído las leyes de la gravitación, en un planeta sumido en eterna noche primaveral, donde el aire, los árboles obscuros y las cosas perdidas en la penumbra vibraban con un ritmo poético. Durmió penosamente, pero se levantó tranquilo y animoso. El encargo de Alicia resucitó en su memoria.
De vez en cuando, sobre el ritmo monótono y soñoliento, una canción áspera y estridente como un rugido, como el grito del que cae con las tripas cortadas. ¿Y la poesía? Lúgubre como un calabozo, hermosa a veces, pero como puede serlo el canto de un preso asomado a la reja.
Por donde ella pasase, la mirada del hombre se engancharía en el ritmo de su cuerpo: y aquel joven, aquel extraño, iba á acabar... No pudo seguir. ¡Tú también!... exclamó ella . ¡Adiós, Miguel! Siempre pensaré en ti, pero es mejor dejar de vernos. No me guardes rencor. Tal vez algún día... Y resueltamente le volvió la espalda, descendiendo las gradas hacia el bulevar.
Sin embargo, me convendría salir de Marineda una temporada.... Al pensar esto, miraba maquinalmente a las hojas secas, que valsaban con lánguido y desmayado ritmo. Pero ¿y Josefina? Si las noticias de mamá son ciertas, no va a ser posible abandonar una proporción que tal vez no vuelva a encontrar en mi vida. ¡Qué mil diablos!
Es muy difícil á veces distinguir los dolores de la brionia de los de la nuez vómica, del zumaque, etc.; es necesario para esto recurrir á la diferencia de su ritmo, segun las observaciones que hemos hecho antes.
En el fondo de mi naturaleza se encuentran tan bien casadas estas dos cualidades, que casi nunca se mortifican o se dañan. El gallego sirve para refrenar los ímpetus exagerados del poeta. El poeta ejerce el bello destino de ennoblecer, de dar ritmo armonioso a la existencia.
Enfrente estaba el mar, que antes oía sin verlo; el mar, mucho mayor que visto desde el puerto, más pacífico, más solemne; desde allí las olas no parecían sacudidas violentas de una fiera enjaulada, sino el ritmo de una canción sublime, vibraciones de placas sonoras, iguales, simétricas, que iban de Oriente a Occidente.
Entonces se paró detrás de la mesa, de la que sólo sobresalía a partir del cuello. Parecía así una cabeza de querubín libre de la traba del cuerpo. Por fin, con la voz clara de un pájaro comenzó la siguiente melodía, cuyo ritmo era martillado y laborioso: Que Dios os de paz, alegres gentileshombres, Que nada os espante, Porque Jesucristo, vuestro Salvador, Vino al mundo para Navidad.
Palabra del Dia
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