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Actualizado: 8 de julio de 2025


Dimmesdale era un verdadero sacerdote, en la significación vasta de esta palabra: un hombre verdaderamente religioso, con el sentimiento de la reverencia muy desarrollado, y con un género de inteligencia que le obligaba á no desviarse de los senderos estrechos de la fe, que cada día se volvía en él más profunda.

Se acercó a , saludándome con cómica reverencia, y solicitó hablarme a solas para comunicarme un mensaje del duque Miguel. Hice que se retirasen todos y Henzar, sentándose a mi lado, comenzó: ¿El Rey está enamorado a lo que parece? No de la vida, señor mío contesté sonriéndome. Más vale así. Pero estamos solos. Usted, Raséndil...

Mírame todo lo que quieras, Lorenzo, si no he dicho una blasfemia. Te miro asombrado, sencillamente; creí que ibas a formular una protesta de respeto, de reverencia para las madres y vi en seguida que me equivocaba... una vez más.

Por regla general, aparece una vez en cada generación dijo mi hermano. Y lo mismo pasa con la nariz. Rodolfo ha heredado ambas cosas. Que por cierto me gustan mucho dije levantándome y haciendo una reverencia ante el retrato de la condesa Amelia. Mi cuñada lanzó una exclamación de impaciencia. Quisiera que quitases de ahí ese retrato, Roberto dijo. ¡Pero, querida! exclamó mi hermano.

Supuesto que esto es así, No es mucho que yo me atreva Á pediros en su nombre, Que por la gran reverencia Que se les debe á sus obras, Mientras se hacen sus comedias, Que las faltas perdonéis De los que las representan. Entre sus églogas, hay algunas en castellano de carácter muy dramático, quizás destinadas á la representación.

Y, tomando los cuatro reales, en lugar de hacerme una reverencia, hizo una cabriola, que se levantó dos varas de medir en el aire.

Por otra parte, estaba la señora Ladbrook, que de cofia y con un turbante en la mano hacía una reverencia y sonreía con dulzura, diciendo: «De ningún modo; yo esperaré»; a otra dama que se hallaba en la misma posición que ella y que atentamente le ofrecía la precedencia frente al espejo. Pero apenas la señorita Nancy hizo su reverencia, una dama de cierta edad se adelantó.

Ya estaban las dueñas cerca de Sancho, cuando él, más blando y más persuadido, poniéndose bien en la silla, dio rostro y barba a la primera, la cual la hizo una mamona muy bien sellada, y luego una gran reverencia. ¡Menos cortesía; menos mudas, señora dueña -dijo Sancho-; que por Dios que traéis las manos oliendo a vinagrillo!

La señora Angustias mostrábase satisfecha, como después de una gran corrida. ¡Su hijo salvando a una de aquellas señoras que ella miraba con admiración, habituada a la reverencia por largos años de servidumbre!... Carmen permanecía silenciosa, no sabiendo ciertamente qué pensar de este suceso. Transcurrieron varios días sin que Gallardo tuviese noticias de doña Sol.

Así que hubo terminado la pieza y bajado el violín, se inclinó de nuevo ante el squire y ante el pastor, diciendo: Espero que veo a vuestro honor y vuestra reverencia en buena salud; os deseo larga vida y un buen y feliz año nuevo. Y a vos igualmente, señor Lammeter, y a los demás señores y a las damas y a los jóvenes.

Palabra del Dia

brahmatma

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