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Actualizado: 14 de junio de 2025


PELAYO. Pues antes que entrase el cura Mos ha puesto impedimento. Vase. SANCHO. Oye, Elvira. ELVIRA. ¡Ay, Sancho! Siento Que tengo poca ventura. SANCHO. ¿Qué quiere el señor hacer, Que a mañana lo difiere? ELVIRA. Yo no entiendo lo que quiere, Pero debe de querer. SANCHO. ¿Es posible que me quita Esta noche? ¡ay, bellos ojos! ¡Tuviesen paz los enojos Que airado me solicita!

Pero si no hay nueva pintura del papel, sino sustitucion de otro papel pintado, veremos que el primer papel se quita; se interrumpe pues todo el órden de las sensaciones, y se presentan otras nuevas. Estas no tienen enlace con aquellas, y así hay para nosotros una cosa distinta.

Va á la cuadra, hace limpiar al Gallardo, su caballo tordo, preside al acto solemne de enjaezarlo, y después entra de nuevo en casa y prepara con gran cuidado las alforjas. En el corazón magnánimo de D.ª Robustiana se cuela de rondón una extraña inquietud que le quita el aliento para tomar el chocolate habitual. Pregunta con voz trémula á su marido si necesita alguna vitualla.

Ojeda, que empezaba a dormirse, dio algunas vueltas en su nebuloso pensamiento a la vulgarizada frase del dramaturgo escandinavo. Siempre que una contrariedad amorosa le impulsaba a separarse de una mujer, se decía lo mismo: «El hombre aislado es el más fuerte...». ¡Ay! Fácil era aislarse cuando el organismo parece crujir de fatiga y la hartura quita todo encanto a las tentaciones.

¡A cualquier cosa llamas hermosa!... ¡Mala puñalá te den rejoneá!... ¡Quitá allá desaborío! ¿No ves que se están riendo de ti?... Que me perdone Velázquez, pero en esta ocasión no ha dado pruebas de buen gusto. No cómo hay quien pueda decir que es hermosa una mujerota grande, grande, como una ballena; sosa, sosa, más que las calabazas.

No, señor replicó la víctima algún tanto ofendida . Lo que pensaron fue llevarse un brillante de quinientos duros que traía en ella, y se lo llevaron en efecto... Decían luego que fue un pillete de la estación, pero a no me quita nadie de la cabeza que fue el cura Santa Cruz... Como que esto era en mitad del túnel, a oscuras, y en la pared de enfrente vi yo la sombra del sombrero de teja...

¡Ay, Alfonsito!... ¡Pobre hijo de mi corazón!... ¿Y qué hago con él? ¿Me lo llevo?... No, déjalo en el colegio. ¡Oh, no, no, eso no! exclamó Elvira fuera de . ¿Y si su padre va a verlo y se lo lleva y me lo quita?... ¡Hijo de mi alma!... ¡Verme yo sin él!... ¡Me muero entonces!... ¡Me muero!

Sigue entonces por la Avenida, gozando el aire puro y el lujo de la ciudad, sentado en un banco, o da la vuelta al Rocío, bajo los árboles, con la cara alta y dilatada de bienestar. A las seis se recoge, se quita el sobretodo, se calza sus chinelas de tafilete, se pone una agradable cazadora de algodón, y come, «repitiendo» siempre de la sopa.

Claro que el gesto de coger un duro y echarlo a rodar despectivamente sobre la mesa para que el camarero lo recoja es un gesto muy español; pero ese gesto no le quita prestigio al duro, sino que se lo añade. He aquí un duro parece decir el hombre que va a echarlo a rodar . ¿Conciben ustedes nada más grande que un duro?

1 Porque he aquí que el Señor DIOS de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y la sustentadora, todo sustento de pan y todo socorro de agua; 4 Y les pondrá niños por príncipes, y muchachos serán sus señores. 5 Y el pueblo hará violencia los unos a los otros, cada cual contra su vecino; el niño se levantará contra el viejo, y el villano contra el noble.

Palabra del Dia

irrascible

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