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Actualizado: 10 de mayo de 2025


Eran más de las siete, y a él le esperaban en su casa. Pero doña Sol púsose de pie con sonriente violencia, como si quisiera oponerse a su marcha. Debía quedarse. Comerían con ella: una invitación de confianza. Aquella noche no esperaba a nadie. El marqués y su familia se habían ido al campo. Estoy solita... Ni una palabra más: yo mando. Se quedarán ustedes a hacer penitencia conmigo.

Lo único que me tranquilizaba un poco era el placer que manifestaba usted en quedarse a mi lado. Cuando usted paseaba por el jardín, yo, desde mi diván, le seguía con el rabillo del ojo y muchas veces fingía dormir para que usted se acercase a con más libertad. No tenía necesidad de abrir los ojos para saber que usted estaba allí; le veía a través de las pestañas.

Está la casa llena dijo . No hay sitio para tres personas, sólo una podría quedarse. ¿Y las caballerías? preguntó Bautista. Creo que hay sitio en la cuadra. Fué la muchacha a verlo y Martín dijo a Bautista. Puesto que hay sitio para una persona, te puedes quedar aquí. Vale más que estemos separados y que hagamos como si no nos conociéramos. , es verdad contestó Bautista.

Ramiro solía quedarse hasta la noche en el último piso del torreón, escuchando los cuentos y parlerías de las mujeres. Allí terminaba la tiesura solariega. Allí se canturriaba y se reía. Allí el aire exterior, en los días templados, entraba libremente por las ventanas, trayendo vago perfume de fogatas campesinas y el sordo rumor de los molinos y batanes en el Adaja.

Entre seria y afable, que el alma de cántaro aquel debió de quedarse cortado. Después eran pormenores sobre los cuidados del hijo a la madre en su última enfermedad.

Pero le dije , ¿no piensas que en cualquiera de estos viajes tus hijos van a quedarse sin padre?

Currita le contestó: Si quiere quedarse esta noche, no tengo inconveniente... Será una mala noche que pase a su cuenta... Pero lo que es mañana tendrá que marcharse en el correo: Tom no puede ir solo a Madrid con los seis caballos.

En fin, todo me volvía cavilar, cavilar, sin sacar nada en limpio... Entonces dije: voy a darle un susto esta noche... Ha sido un susto muy agradable. Si no llega V. a pararse delante de mi casa y a quedarse mirando a los balcones, no salgo del portal... pero aquello me decidió. Momento de pausa, en el cual me acudió a la mente un tropel de pensamientos que todavía me avergüenzan.

Y el cura don Miguel había seguido yendo con constancia a la tertulia, si bien los diálogos sabios del Padre y de doña Luz le magnetizaban y embelesaban de tal suerte, que a los pocos minutos de empezar a oírlos, solía quedarse profundamente dormido, acompañándolos y animándolos a veces con una música de ronquidos interminables y sonoros.

Gonzalo no dejó la casa de su suegro, quien al cabo de cinco o seis días del desafío, tomó de llevar a Ventura al convento de Ocaña. Pero su vida fué triste, sombría por demás. Negábase, a pesar de las instancias de Pablo, a salir de caza o paseo. Aunque no se negaba de frente a acompañares también él acudió a los engaños para quedarse siempre en casa, donde descaecía a ojos vistas.

Palabra del Dia

bagani

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