Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de junio de 2025
Que yo trabaje con tranquilidad en favor de V. Usted me estorba para mis planes. Si V. se queda, precipitará la boda de D. Casimiro y hará que se envíe á escape por la licencia á Roma. Si V. se va, no afirmo yo que evitaré la boda de Clara con el viejo rabadán y conseguiré que sea para Mirtilo; pero, ó yo he de valer poco, ó he de lograr que se nos dé tiempo y... quién sabe... Nada prometo.
Virgen María Madre de Dios y mía, aplacad la indignación de vuestro Santísimo Hijo y alcanzad á mi alma el perdón de mis pecados y á mi cuerpo la vista perdida. ¡Oh, Dios y Padre mío! movéos á misericordia y pues podéis tan fácilmente, concededme la gracia que os pido, que yo prometo de jamás ofenderos en adelante, y de observar perfectamente, con la diligencia que me fuere posible, vuestra ley santa.»
Y para que no le falte también a los lectores de El Liberal, al notar lo largo de esta discusión literaria, pongo por mi parte punto final en ella, y prometo no decir ya nada aunque otros escritores me contradigan y diluciden la cuestión con mejor tino y gracia.
Pero, sea en hora buena, vamos donde queréis, que ya me prometo salvaros de alguna peligrosa brujería. Ramiro y su compañero no pudieron dejar el palacio hasta las diez y media de la noche. El claro de luna cortaba a trechos, con blancuras de mortaja, la lobreguez de las calles, y, estampaba en el suelo de las plazoletas la sombra de las torres y las techumbres.
Yo te prometo cuanto quieras, hija mía repuso Bermúdez trasudando de congoja y sentándose al lado de Nieves . Pero cuenta, ¡cuenta, por el amor de Dios! y sácame cuanto, antes de esta terrible curiosidad en que estoy metido.
NARV. Pues ármate, Nuño amigo, Que esta noche te prometo Al moro infame castigo. ¡Camisa, y ensangrentada! ¡Vive Dios que, ésta vestida, No se mude ni otra pida Hasta que con esta espada Quite al perjuro la vida!
¿Palabra de buena muchacha? Os lo prometo. Pues veremos quién falta á lo prometido dijo el capitán. Y me estrechó la mano, y se fué á la aldea donde habían entrado los soldados. ¿Y fuísteis? dijo el duque de Lerma. Sí; sí, señor; fuí, puesto que estoy hablando con vos; fuí por mi desgracia; ó mejor dicho, no me moví de la roca... no me despedí de mis padres, ni entré siquiera en la cabaña.
Rostro de virgen... instruída, inteligente, modesta... no digo ella; su misma institutriz es una persona ejemplar... una verdadera perfección... Créeme, dedícate a estudiarla... ¡obsérvala, hijo mío! Se lo prometo a usted, tía. Bueno, ahora vete, tengo que escribir... mira, dile a Beatriz que venga.
Debe de ser muy buena. Mal genio; pero tocante a... vamos, a eso que usted anda buscando, me paece a mí que es perder el tiempo. En fin, yo haré lo que usted me mande, con una sola condición: que no parezga usted por donde vivimos, a lo menos hasta que... ¿Hasta que nos arreglemos? Cabalito. Te lo prometo; me ayudas, te pago bien, y por ahora no pongo los pies en vuestro barrio.
En cambio, yo prometo curaros de ese amor homicida que se os ha metido por el alma, que es lo que más necesitáis y lo mejor que se puede hacer por vos. ¡Ay, don Francisco, que creo que este amor me va á costar la vida!
Palabra del Dia
Otros Mirando