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Luego una mano fría se posó pesadamente sobre mi corazón; un fantasma se inclinó hacia y pronunció mi nombre con voz penetrante, y yo sentí que el aliento de su boca me había helado.

-A menos de la mitad pararé, si Dios fuere servido -respondió Sancho-. «Y así, digo que, llegando el tal labrador a casa del dicho hidalgo convidador, que buen poso haya su ánima, que ya es muerto, y por más señas dicen que hizo una muerte de un ángel, que yo no me hallé presente, que había ido por aquel tiempo a segar a Tembleque...»

Mac Sangley, que hasta aquel momento había tenido fija la mirada en Melisa, dio un profundo suspiro, echó primero al maestro y después a los niños una mirada de compasión, y luego posó su vista sobre Sofía.

Le condujo hasta la puerta y en la oscuridad del vestíbulo Jacobo sintió el brazo de Lea que le rozaba con suavidad como para guiarle; un seno palpitante se apoyó contra su pecho y, sin que él pudiera defenderse, una boca, que mordía dulcemente, se posó en sus labios. El joven se estremeció y rechazó aquel fantasma del amor desaparecido.

Sentose entre las dos Cervantes en el canapé; procuró apagar doña Guiomar con el disimulo el fuego de su celoso cuidado, posó Margarita su mirada en el suelo, y habiéndola rogado la bellísima, enamorada y celosa viuda comenzase el cuento de sus desdichas, ella empezó de esta manera: Mi nombre es Margarita de Ledesma; el lugar de mi cuna la villa de Vitigudino, en Castilla, donde tenían alguna hacienda mía honrados padres.

La suegra pareció crecerse, saliendo de su tímido encogimiento. Su mirada se posó sobre personas y cosas con grave lentitud, como si las reconociese de nuevo. Había visto mucho. Sus primeras palabras de amor con el fabricante Delfour se cruzaron en 1870, durante el sitio de París. Luego, de recién casada, había presenciado la tragedia de la Commune.

14 Entonces vinieron a él ciegos y cojos en el Templo, y los sanó. Se indignaron, 16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: ; ¿nunca leisteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza? 17 Y dejándolos, se marchó fuera de la ciudad, a Betania; y posó allí. 18 Y por la mañana volviendo a la ciudad, tuvo hambre.

La ciudad cerraba el horizonte con sus graves siluetas, el tañido de las campanas y el de las sonerías de los góticos relojes de torre acompañaban aquellos paseos alemanes en los que yo no era Werther, aunque creo que Magdalena valía una Carlota, porque jamás le hablé de Klopstock y si alguna vez mi mano se posó en la suya fue siempre obedeciendo a un impulso fraternal.

Y se acercó a la cama juntando las manos, e inclinándose hacia ella, posó un ligero beso en su frente color de cera. «A también me ha besado así» gritaba una voz en . Después se sentó al pie de la cama, tan cerca de mi silla, que su brazo, que apoyaba en la mesa, tocaba casi mi hombro. Tenía los ojos fijos en ella, en la inmovilidad sombría de la desesperación.

Faltole el aliento y sintió escapar su memoria, su imaginación y todas sus potencias, perdiéndose en una alegría inmensa y ansiosa, donde todo el ser se bañaba como en un éter purísimo. Acercó el rostro al del Señor; tocó con sus mejillas las del Amado, posó los labios en la blancura de su frente, en el fulgor de sus ojos, en el coral de sus labios.