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Actualizado: 29 de mayo de 2025
Momentos después de amanecer, cuando ya el paso por aquellas breñas iba haciéndose harto difícil, les anunció temblando su guía que en la obscuridad había perdido el camino; palabras que indignaron á los arqueros más próximos, sospechosos de una traición y que á punto estuvo de costar la vida al pastor, cuando repentino toque de cornetas y tambores reveló á los expedicionarios la inmediación del enemigo.
Claro que los muchachos que se habían reunido en la cañada para presenciar el tiroteo se indignaron, y su indignación se hubiera manifestado por medio del sarcasmo, a no ser una cierta mirada en los ojos del socio de Tennessee, que indicaban una actitud muy poco favorable al holgorio.
El obrero les invitó a pasar a su habitación, y una vez dentro, les manifestó en confianza que también él y su mujer sabían la desgracia de aquellos pobres niños, y que habían querida intervenir para remediarla, pero inútilmente; la madre era una mujer viciosa, oficiala de sastre, amancebada tiempo hacía con un albañil, y que había tenido aquellos niños con un primer marido o querido, que esto no lo sabían; dioles algunos otros pormenores, que indignaron extremadamente a Miguel.
Todo esto, solamente por lo de los primeros días; porque en cuanto se supo que Nieves andaba sola por las escabrosidades y umbrías de Peleches, y llegó a vérsela, sola también, por la bahía con el hijo del boticario, los aspavientos no tuvieron límites, y se indignaron las mujeres, que, al mismo tiempo, se afanaban por imitarla en el corte de los vestidos y en la manera de andar.
Hasta se le figuró percibir algunas alegres carcajadas de su esposa, que le sorprendieron más que le indignaron. Por fin notó que se ponía a cenar. Dolores iba y venía con los platos. Terminó la cena. La doncella se detuvo en el comedor y prosiguió la charla. Cansado de estar en pie, se sentó en uno de los peldaños de la escalera.
14 Entonces vinieron a él ciegos y cojos en el Templo, y los sanó. Se indignaron, 16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí; ¿nunca leisteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza? 17 Y dejándolos, se marchó fuera de la ciudad, a Betania; y posó allí. 18 Y por la mañana volviendo a la ciudad, tuvo hambre.
La comprendía y la excusaba. ¡Un mozo tan guapo como su Jaime!... Pero la mozuela alborotó con sus trajes y ademanes las tranquilas costumbres de la ciudad; las buenas familias se indignaron, y doña Purificación trató con ella, valiéndose de intermediarios, para darle dinero y que abandonase la isla. En otras vacaciones el escándalo fue mayor.
Palabra del Dia
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