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Actualizado: 8 de junio de 2025


Si el estudiante se presentase á ella, jurándola amor y fidelidad, Pisa, Paris, Francia, Italia, el universo entero, desapareceria ante los ojos de esa desdichada. Pero, en fin, como dijo uno de nuestros antiguos trovadores: El dolor hay que sufrir, Pues plugo á Dios decretar Que cause pena llorar Para que agrade reir. Para mañana tenemos un plan nuevo. =Dia vigésimo primero=. Noticias de España.

Basta decir que treinta y seis horas después de haber subido al expreso en Pisa, atravesaba la plataforma de la estación Charing Cross, entraba en un hansom y partía para la calle Great Russell. Reginaldo no había vuelto aún de su negocio, pero, sobre mi mesa, entre una cantidad de cartas, encontré un telegrama de Babbo, en italiano, que decía: «Melandrini tiene echado a perder el ojo izquierdo.

El caso tuyo insistió don Santiago, queriendo atenuar el efecto causado en el hijo por las durezas de la madre , no es para resuelto en cuatro palabras en un momento de fiebre como la que te abrasa ahora, hijo mío, de pies a cabeza: es para meditado en frío y con calma..., cómo le has de meditar seguramente, tomando los puntos donde deben tomarse: no en las alturas de la pasión, sino abajo, abajo en este pícaro suelo que se pisa, y entre la gente con quien uno se codea en cuanto sale de casa.

¿Qué se hace? ¡Qué poco meditan sobre esto los legisladores que condenan al escritor, como se condena al malhechor ó al vago! ¡Ay! La tierra que pisa ese hombre, el palmo de tierra donde pone su planta, esa piedad que debe á la creacion, está mojada de su sudor y de su sangre. ¿Quereis que á eso se junte la argolla del presidio? ¿Tambien ha de comer la vitualla en el patio inmundo de una cárcel?

Hay, no obstante, jóvenes privilegiados, favorecidos por la Providencia con dotes excepcionales que alcanzan los más altos puestos sin lucha, sin esfuerzo y sin peligro. Desde el instante en que uno de estos jóvenes pisa los umbrales de la Academia, sus compañeros, como si viesen en él un ser superior enviado del cielo, se apresuran a allanarle los obstáculos y a sembrar de flores su camino.

Lo malo era que, si en todo lo demás se hacía lo que la santita de la casa quería que se hiciese, en lo tocante al asunto de los Vargas no había acuerdo posible; al solo nombre pronunciado, los odios dormidos se alzaban, como víboras a las que se pisa la cola. Entretanto, pasaron los días.

Para dar una idea exacta de la inclinación de Juanita hacia aquel mozo, diré que se parecía a la que yo he visto que tienen ciertas grandes señoras ya por un alano, ya por un mastín corpulento y poderoso que hay en casa de ellas, que inspira terror a las visitas, que parece capaz de derribar a un hombre de un manotazo y de destrozarle de un mordisco, y que, sin embargo, se echa con la mayor humildad a las plantas de su ama y siente inexplicable placer si ella con su blanca mano le toca la cabeza o con el pie le sacude o le pisa.

Allí hay sepulcros finísimos góticos, llenos de exquisitas labores; allí místicas pinturas del Renacimiento, ó sea de cuando el Renacimiento no era todavía pagano; allí santos sobre los capiteles; allí preciosos trípticos; allí un claustro digno de la ciudad de Pisa.

La del Mediterráneo, circular casi, tiene su nota más elevada en el seco y penetrante clima de la Provenza y de Génova; dulcifícase hacia Pisa; se equilibra en Sicilia, mientras que en Argel obtiene un grado notable de fijeza. De retorno, gran suavidad en Valencia y Mallorca, y en los puertezuelos del Rosellón, tan bien abrigados por el Norte.

Era el coche alquilón; a ratos parecía que andábamos tanto atrás como adelante, a modo de quien pisa nieve; a ratos, que estábamos columpiándonos en un mismo sitio, y llegó por fin a ser tan completa la ilusión, que temeroso yo de alguna pesada burla de Carnaval, parecida al viaje de don Quijote y Sancho en el Clavileño, abrí la ventanilla más de una vez, deseoso de investigar si después de media hora de viaje estaríamos todavía a la puerta de mi casa, o si habríamos pasado ya la línea, como en la aventura de la barca del Ebro.

Palabra del Dia

rigoleto

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