United States or North Macedonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al llegar a la ciudad, mandé decir misas por el alma de aquel «amo viejo», a quien se le negó cristiana sepultura, aunque la halló poética, cobijada por manglares y palmeras, cerca del surtidor del «Jardín de la Sultana». Pasaron algunos meses. Un día me dijo Antonio: ¿Sabes que he escrito a San Javier, ordenando que este año se pinte a Herrera Goya de negro? ¡Hombre, no hagas eso! Ten prudencia.

Al cabo de un instante se echa un poco hacia atrás y exclama con acento rudo y campechano: ¡Hombre, hace muchísimo tiempo que no veo ningún cuadro de usted! El año pasado pinté uno para la Exposición de Bellas Artes contesto. ¿Y desde el año pasado no ha pintado usted ningún otro? No, señor. Pero lo estará usted pintando.

En hora buena, dígase que tal vez no nos formamos ideas bastante claras del modo de conciencia que tendremos de nosotros mismos despues de esta vida; dígase que quizás son posibles otras intuiciones de nosotros mismos; pero no se pinte como una cosa inconcebible el alma sola: dejadme el pensamiento, la voluntad, el sentimiento, todo presente en lo íntimo de mi conciencia; para hallarme á propio, no necesito mas: dadme comunicacion con otros seres que me afecten ó á quienes yo afecte, que me trasmitan sus pensamientos y sus voluntades, que me causen placeres ó dolores, y no necesito nada mas para tener un mundo que concibo muy bien: me falta el conocimiento de la calidad de los pormenores, de su posibilidad: el alma muda de estado, de naturaleza.

¡Ay, hijo de mi alma! me respondió, sentándose a mi lado y palmoteando sobre mi espalda con su mano derecha . ¡Cómo te engaña el bien querer! Cierto que no soy lo que te pinté en mis cartas, sin faltar a la verdad, porque desde que me diste el que te pedía en ellas, esponjé de pronto medio palmo, por un respingo de la alegría que aún me dura... ¡Qué cosas, hombre! ¡Quién había de decirme a , poco tiempo hace, que el caer o no caer de repente un roble viejo, podía depender de!... Vamos, que cuanto más se vive, más se aprende. Pero adentro de la viga anda la carcoma; asegúrotelo yo que la siento roer sin hora de descanso. (Aquí un amago de tos convulsiva.) ¿No te lo dije? Pues a la vista le tienes ya. ¡

Me acordé de profetas, de patriarcas, de reyes santos: unos eran más de cuatro, otros menos, otros ya se habían pintado o esculpido. Entonces pinté primero la Fe... ¿Cómo? preguntó San Pedro. Hermosa, vendada, las vestiduras blancas, en una mano las tablas de la ley, en otra la palma del martirio, y toda ella iluminada por el sol, padre de la vida. No estaría mal. Luego pinté la Esperanza.

Paréceme que ya me he detenido Con esta gente tanto, que olvidado Dirán que tengo al campo, que tendido Pintè en el arenal desabrigado. Con su memoria estoy tan afligido, Que temo de me ver en tal estado: Espérenme á otro canto de amargura, Y ayuden á llorar tal desventura.

En una ocasión le pinté la casta y los motivos del cariño que nos tenemos los dos. Lo que entonces le dije era la pura verdad, y la mejor prueba de ello, lo que acabo de proponerle y tanto asombro le ha causado.

Si hablare el rey, imite cuanto pueda La gravedad rëal; si el viejo hablare, Procure una modestia sentenciosa; Describa los amantes con afectos Que mueva con extremo á quien escucha; Los soliloquios pinte de manera Que se transforme todo el recitante, Y con mudarse así mude al oyente. Pregúntese y respóndase á mismo; Y si formare quejas, siempre guarde El debido decoro á las mujeres.

¿De qué modo? En pie sobre la proa de una nave, apoyada en el áncora y fijos los ojos en el cielo. Luego pinté la Caridad. ¿Cómo la representaste? Joven, más fuerte y más hermosa que ninguna, y dando de mamar a un niño de tipo muy distinto al suyo para indicar que no era su hijo, y que no le daba el pecho como madre, sino por ser Virtud. En verdad te digo que estuviste acertado.

Pero hay todavía para diez sesiones... Tengo otra pelota en el tejado... pero ésta es la mar... figúrate que la primera vez que vino a verme descubrió el bueno de papá Nicholson, curioseando en mis cartones, el bosquejo de cuatro grandes recuadros representando las cuatro estaciones... se ha enamorado de aquéllos y quiere que se los pinte para su comedor de Chicago... Ya ves que nada se rehusan, en Chicago... Cuatro pedazos de pinturas de tres metros por dos... ¡como quien no dice nada!... «Pero, señor le dije , para dar a usted gusto tendría que consagrar exclusivamente a esa obra un año de vida... por lo menos... y francamente, mis medios no me lo permiten...» ¡Motivo de más para estimular al buen señor, que me ha ofrecido una fortuna!... ¡Y como al fin tengo mujer e hija, es ésta una ocasión para asegurarles su porvenir... por cuyo motivo he aceptado!